Hardcore de ultratumba, horrorcore del gordo, violencia extrema y toneladas de sudaderas negras con capucha son los ingredientes que utiliza este veterano del juego llamado Blaq Poet al que pocas veces le ha acompañado la suerte en sus también pocas obras en solitario que ha firmado hasta la fecha. Y no será por su falta de calidad, de la que vuelve a hacer gala sobradamente en este Blaq Poet Society, sino más bien por su falta de vista a la hora de escoger los sellos con los que trabajar, ahora está en Brick Records, y también resultado de la poca promoción que ha recibido de los medios probablemente por su creciente afición al horrorcore y demás sonidos oscuros.
Poco amigo de hacer amigos y con una banda sonora que bien podría pertenecer a cualquier filme de serie-b de horror de tres al cuarto los perpetradores de tales fechorías musicales son Stu Bangas y Vanderslice únicos sencargados de darle el punto tétrico y oscuro a los ritmos que resultan en siniestra y perfecta conjunción con las terroríficas y despiadas líricas de este hipotético asesino de mc's. Estoy seguro que esto no ocupará ninguna de la listas con lo mejor del año pero os aseguro que es un momento ineludible para cualquier amante del hardcore más puro y duro.
Poco amigo de hacer amigos y con una banda sonora que bien podría pertenecer a cualquier filme de serie-b de horror de tres al cuarto los perpetradores de tales fechorías musicales son Stu Bangas y Vanderslice únicos sencargados de darle el punto tétrico y oscuro a los ritmos que resultan en siniestra y perfecta conjunción con las terroríficas y despiadas líricas de este hipotético asesino de mc's. Estoy seguro que esto no ocupará ninguna de la listas con lo mejor del año pero os aseguro que es un momento ineludible para cualquier amante del hardcore más puro y duro.
El de Queens ha sabido rodearse de la creme de la creme del hardcore underground de los States contando con la participación estelar de R.A. The Rugger Man, Chief Kamachi, Vinnie Paz, Reef The Lost Cauze, Capone, Celph Title, o Apathy entre otros logrando así ayudar al disco, cuanto menos en la variación de registros, a una mínima diversidad para combatir la cruda monotonía en la que se sumerge el disco. Sus contundentes 14 cortes, skits incluídos, y un total de 33 minutos es otro de los aciertos de un disco que debería ser considerado un puto clásico en su género.
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