Otro de los regresos más esperados del año es sin duda alguna el de los estrafalarios Primus con el incombustible Less Claypool a la cabeza siempre acompañado de su inagotable colección de bajos de todos los colores y sabores, por algo es citado como uno de los mejores y más creativos bajistas vivos llegando muy pocos a igualar la versatilidad y la calidad que expone este hombre al instrumento, tanto con sus imprescindibles Primus como en sus proyectos en solitario dónde trabaja aún más su libertad musical.
Echando un vistazo atrás sorprende encontrarnos con un vacío de 12 años en la discografía de una banda que continua tan vigente y a la vez tan afianzada en su propia corriente como el primer día. Resulta altamente refrescante reecontrarse con unos Primus tan en forma y con tantas ganas de sorprender como siempre quiénes han contado para el sonado regreso con Jay Lane a la batería, quién ya formó parte ellos en su encarción de finales de los 80, completando así a LaLonde y Claypool en las funciones de guitarra y vocalista/bajista respectivamente.
Less y los suyos vuelven a darle al rarismo y al feísmo a partes iguales mezclando etnias y ritmos con una creatividad mastodóntica capaz de derribar cualquier límite de los impuestos por los puristas del rock. Imponiéndose de nuevo su afición al art-rock a través del funk y las marcadas líneas de bajo de Less podemos oír las influencias de los ritmos flamencos y tribales en sus composiciones en las que dejando aparte su apartado lírico, las letras siguen siendo malrrolleras del copón, impera un ritmo psicodélico y psicotrópico dejando a un lado sus contundencias sin por supuesto olvidarse del caos y la locura a la que siempre se ven sometidos todos y cada uno de sus discos. Imprescindibles como siempre.
Echando un vistazo atrás sorprende encontrarnos con un vacío de 12 años en la discografía de una banda que continua tan vigente y a la vez tan afianzada en su propia corriente como el primer día. Resulta altamente refrescante reecontrarse con unos Primus tan en forma y con tantas ganas de sorprender como siempre quiénes han contado para el sonado regreso con Jay Lane a la batería, quién ya formó parte ellos en su encarción de finales de los 80, completando así a LaLonde y Claypool en las funciones de guitarra y vocalista/bajista respectivamente.
Less y los suyos vuelven a darle al rarismo y al feísmo a partes iguales mezclando etnias y ritmos con una creatividad mastodóntica capaz de derribar cualquier límite de los impuestos por los puristas del rock. Imponiéndose de nuevo su afición al art-rock a través del funk y las marcadas líneas de bajo de Less podemos oír las influencias de los ritmos flamencos y tribales en sus composiciones en las que dejando aparte su apartado lírico, las letras siguen siendo malrrolleras del copón, impera un ritmo psicodélico y psicotrópico dejando a un lado sus contundencias sin por supuesto olvidarse del caos y la locura a la que siempre se ven sometidos todos y cada uno de sus discos. Imprescindibles como siempre.
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