Después de la sobredosis musical que he recibido y el éxtasis sonoro al que se han visto sometidas mis neuronas en el conciertazo que acabo de vivir en mis propias carnes y hasta lo más profundo de mi alma, 45 minutos de Pain of Salvation y 2 horazas de Opeth dan para eso y mucho más, lo mejor va a ser salirse por la tangente y lidiar con algo lo más diferente posible a esas inalcanzables latitudes del rock sin etiquetas para abrazar los opuestos sonidos del hip-hop y con esas no tener que comparar, ya que ahora mismo me sería imposible comentar un disco de rock sin dejar de pensar en la calidad mostrada por los dos grupazos que he visto esta noche.
Siento la historia que os acabo de soltar pero se me hacía imperativo comentar con vosotros la magnitud del evento al que he asistido esta noche, alabanzas a parte empecemos con el disco que nos ocupa hoy. Salido de las cenizas de los tristemente desaparecidos Slum Village este humilde y fresquísimo rapper de Detroit llamado Elzhi, del que no sé por que razón no tenía noticias de él desde sus dorados momentazos junto al extinto combo de Michigan, me ha hecho pasar uno de los días más nostálgicos con el descubrimiento de esta auténtica joyaza llamada Elmatic, por cierto gracias al siempre atento Lagry quien a tenido a bien recomendármelo.
Supongo que muchos ya habréis cogido el juego de letras del que se compone el título del disco, El refiriéndose por supuesto a su autor y -matic en relación al disco al que rinde homenaje, y siendo el Illmatic de Nas uno de mis discos de rap favoritos de todos los tiempos no puedo decir otra cosa que ésta rejuvenecida y renovada versión de ese clásico indiscutible es otro auténtico clásico instantáneo y posiblemente el mejor disco de rap del año, ahí es nada. Pero no es solamente el flow insuperable y la sublime calidad de las rimas de Elzhi lo que aquí brilla como el oro recién pulido, la reinterpretación instrumental de los añejos ritmazos del Illmatic a cargo de la live-band Will Sessions es algo con lo que simplemente me tengo que quitar el sombrero. Ni en mis mejores sueños me hubiese podido imaginar que un disco tan mítico como el histórico debut de Nas podría volver a ser revisado con tanto amor y cariño y ponerse incluso a la altura de su inspirador, impensable pero cierto, a los hechos me remito.
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