Ya era hora de que el pop apareciera por aquí para traer un poco de luz a tanta oscuridad. Dos años después del sorprendentemente movido Last Night On Earth, un disco que supuso un contundente giro del combo inglés hacia campos más bailables, Noah And The Whele vuelve a soprendernos con un disco que conjuga lo mejor de su anterior largo, esos ritmos más accesibles, y la delicadeza de su segundo LP, First Days Of Spring con el que me enamoraron hasta las trancas, e incluso añadirle algún punto extra que consigue elevar la propuesta aún más.
Está claro que esta gente no va a inventar la sopa de ajo, pero su capacidad para componer canciones pop tan rodondas como un queso de bola es indiscutible. Pasando ya la mayoría de la banda de los 25, su creciente madurez asoma cada vez más en unas composiociones que se sirven de los medios tiempos agradables, las guitarras edulcoradas, las melodías pegajosas y, en este caso concreto, unos sublimes violines que me han conquistado el alma, para rematar un disco que funciona a las mil maravillas bajo el marco del pop acuoso y altamente disfrutable.
El lanzamiento del disco ha venido acompañado de un cortometraje de media hora en el que la banda retrata su enorme gira con el Last Night On Earth dejando patente el curro y las ganas que hay que ponerle para estar fuera de casa durante largas temporadas y los sacrificios que ello conlleva. Pero supongo que si el resultado de todo eso desemboca en un disco tan perfecto como este Heart Of Nowhere, la cosa vale de sobras la pena.
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