Tras una de las portadas más guapas del año, su edición en vinilo deluxe lleva un arte holográfico que es de flipe infinito, se esconde uno de los discos más esperados del año de una de las bandas más emergentes de la actualidad. El cuarteto de Portland llamado Red Fang, practicantes de la religión del sludge, regresan con su tercer disco de estudio con el que es, sin duda, su obra más ambiciosa y variada hasta la fecha. Y todavía no estoy diciendo el mejor porque su segundo disco lo tengo en un altar, pero tiempo al tiempo que esto apunta igual de alto o más.
Llevando sus tres extremos más evidentes hasta nuevos límites de calidad, más contundencia, más melodía y más variación en los ritmos y en la experimentación de sonidos, la producción rugosa, grave y oscura les confiere, por momentos, una nueva piel en la que parecen estar realmente cómodos. Nuevos horizontes musicales y las muy acertadas entradas y salidas del estilo en las composciones, convierten a este Whales And Leeches es un disco realmente especial. Dawn Rising es uno de los ejemplos más claros. Tanto la instrumentación del tema como el enfoque vocal que nos ofrecen, es toda una nueva dimensión en el, en principio, limitado universo en el que habitaban los Red Fang hasta hace un par de años.
Seguimos disfrutando de unos Red Fang gamberros y desenfadados como en la infalible Blood Like Cream o la bailonga This Animal. Pero es más que evidente que los Red Fang han madurado mucho su sonido y su actitud para conseguir facturar un disco más serio de lo esperado, pero tambien más sorpresivo y mejor. Si este año el estilo ya nos había traído cosas tan gordas como los últimos discos de Lord Dying, Black Tusk, Jucifer, Coliseum o los recientes Seven Sisters Of Sleep, ahora tenemos que añadirle este de los Red Fang como uno de los primeros de la lista.
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