Lo siento, sigo aquí, inamovible, pétreo, convencido de que es lo mejor que puedo hacer, cuanto menos por ahora. Sin novedad suficientemente inteeresante para comentar, hoy vuelvo a meterme de lleno en la década de los 90, y esta vez tiene aún más razón de ser. Primeramente porque hace unos días debería haber sido el cumpleaños del difunto Andy Wood, y segundo porque acabo de ver el reportaje sobre su vida que Scot Barbour realizó en el 2005 y es de merecida justicia hacerle mi propio homenaje aquí.
Andy empezó muy joven con la música, empezó muy joven a perseguir sus sueños, empezó muy joven a cumplir metas, pero también empezó muy joven con las drogas, en una familia del todo disfuncional en la que todo el mundo se drogaba fuertemente, eso hizo de él una persona demasiado dependiente de esos subidones que lo evadían de su cotidianidad, esa con la que no quería lidiar.
Su primera parada musical fueron los Malfunkshun junto a su hermano y un amigo de los de la infancia. La banda subió como la espuma en la escena local de Seattle hasta que Andy se vio obligado a dejar la banda para entrar en rehabilitación. Pero nada más salir, se juntó con otros músicos también conocidos en la escena de Seattle y formaron estos Mother Love Bone, y este Apple fue su legado.
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