sábado, 27 de junio de 2015

BCORE 25 ANIVERSARIO SALA APOLO (Joan Colomo + The New Raemon + Nueva Vulcano + The Unfinished Sympathy)


Y llegó el día de celebrar por todo lo alto el 25 aniversario del sello más importante de mi vida, el sello con el que me he desarrollado y crecido musicalmente, el sello que ha albergado a algunas de mis bandas nacionales favoritas de todos los tiempos, The Unfinished Sympathy, Hopeful, Shorebreak, No More Lies, Los Tiki Phantoms, Aina, Nueva Vulcano, Corn Flakes, Madee, Dulce Pájara de Juventud, StandStill, el sello en el me he visto reflejado y sin el que, a día de hoy, mi personalidad musical no sería la misma. Hablamos de Bcore, como no, y de Jordi Llansamà, el capo absoluto de toda esta movida. Organizando tres veladas con lo más representativo del sello durante los días 25,26 y 27 de Junio, mi elección pasaba por la del día 26 en la sala Apolo en la que, diez años después de su desaparición, mis amados The Unfinished Sympathy, junto a Nueva Vulcano, Joan Colomo y The New Raemon, cerraban una de las noches más nostálgicas que he vivido nunca conformando uno de los carteles más deseados de mi vida.


El primero en salir a escena, a unas muy puntuales 20.30, fue el proyecto de Joan Colomo. Su clásica comicidad y su desparpajo natural consiguieron meterse al público en el bolsillo desde el minuto cero y su set, escogido sobretodo de sus primeros discos por aquello de que era un concierto nostálgico, Colomo se pasó la noche peleándose con la afinación de las malditas cuerdas nuevas de su guitarra, todo en un tono muy cómico, y saltando, brincando y chillando a pleno pulmón sus contagiosas, emotivas y enérgicas composiciones cargadas tanto de inocencia infantil como de conciencia social, algo así como la canción protesta del nuestra generación. Consiguiendo en cada toma un sonido mejorado, al tercer tema la cosa ya se había nivelado completamente y la descarga de pasión se había equiparado a la calidad del sonido, la desbordante simpatía de Colomo y los suyos, cumplieron sobradamente con la tarea de calentar al personal, prácticamente la sala entera coreaba sus canciones, e incluso en el último tema, durante el cual tuvo que parar para afinar la guitarra por última vez, la sala se volcó completamente haciendo ellos de Joan Colomo durante el rato en el que él se peleaba con sus cuerdas de nuevo. Explicando alguna que otra anécdota sobre su relación con el sello,sobre su camiseta y la celebración del décimo aniversario de Bcore en su día, y dándose una prisa extrema por acabar el set programado para su media hora de actuación, la sala se acabó de llenar en las últimas canciones del combo más simpático y agradable que nos traería esta memorable y festiva noche de celebración.


Acto seguido, y después de un descanso de 15 minutos, The New Raemon salían a escena única y exclusivamente, y a petición del capo Jordi Llansamà, a interpretar su primer disco, puede que no el mejor, pero sí el más representativo de un momento de cambio brutal para el sello. Un disco que marcó un antes y un después en la trayectoria del sello y un disco que marcó el inicio de la nueva encarnación de Ramón Rodríguez una vez finiquitados a sus queridísimos Madee. Un concierto perfecto en todas sus valoraciones, sonido, voz, conexión con el público, set-list, en el cual entró Sucedáneos de su segundo álbum por la cara alegando que era un tema del A Propósito de Garfunkel pero que no entró en aquel por falta de tiempo, todo salió rodado. Pero hubo dos cosas que me hicieron especial ilusión, una despistada alusión a una de las líneas más famosas del Wicked Heart de Chris Isaak, que introdujo tímidamente al final de uno de los temas, y el nombramiento de las Mourn también en uno de los temas añadiendo un "molan que te cagas" simplemente épico.


Vale lo admito, cuando me dijeron que Nueva Vulcano iba a hacer un set todo de versiones temblé. Pensaba que probablemente lo que nos tenían preparado era una selección de canciones sacadas de algunos de los grupos de post-hardcore que inspiraron a la banda y que, por desgracia, la mayoría de mortales ni conocemos. Empezando como tenía previsto, una pantalla instalada detrás del escenario iba poniendo el nombre del grupo al que iban a versionar, el primer tema elegido fue uno de los desconocidos Swervedriver, eso sí, un temazo como la copa de un pino. Pero, una vez iniciada la lista de versiones y para sorpresa de todos, nos acabamos topando con versión de Los Planetas, en la que apareció Marloto a la guitarra, de Nueva Vulcano, interpretada por Ramón Rodríguez, de Golpes Bajos, esta vez con Eric Fuentes, Las Grecas, con Colomo y compañía montando un pollo importante sobre las tablas, de El Último de la Fila, con Jordi Llansamà al micro, hasta llegar al final del set de la misma manera que lo habían abierto, a su manera, con sus condiciones, rindiendo homenaje a sus héroes con una versión de los Jawbreaker. De por medio tuvimos, cencerros, panderetas, bailoteo, fiesta y mucha alegría. Un concierto único que guardaré en mi memoria como un tesoro de incalculable valor.


Y llegaba el momento final, el más deseado por varias razones, el más ansiado, el momento en el que revivir toda una década de música, de pasión por el rock sin etiquetas, de discos redondos y de hitazos con los que bailar y desgañitarse como si no hubiera un mañana, que en cierto modo, esta vez era literal ya que el regreso de The Unfinished Sympathy a los escenarios se planteaba como algo puntual, por lo tanto si que había que darlo todo de la misma manera que lo hicieron Eric Fuentes y los suyos dejándose la piel, y parte de la vida, en los 45 minutos de concierto más intensos, vitales, emocionantes y perfectos que he disfrutado en toda mi vida. Por supuesto que nada de lo dicho tiene que ver con la calidad de sonido o la interpretación de los temas, sino más bien con una conexión con la banda tan potente, sincera y sólida que en ese momento nada de lo que había visto o fuera a ver en mi vida era capaz de superar ese sentimiento de conexión natural con esas canciones que han marcado mi vida a fuego, y lo siguen haciendo, nada. Sí que me faltaron temas, claro está, Little Scratches y Sharpshooter dos de las que más, pero es indudable que hay que agradecerles y mucho, que llegaran hasta su primer disco con Euphoria Under Water y Cherry Coke como máximos representantes de aquella época.

No puedo decir más que gracias Bcore, gracias Ramón, gracias Eric, gracias Joan y gracias a las Vulcano Grecas, EPIC WIN!. Espero que podamos repetir dentro de 10 años más y celebrarlo tan bien y tan a gusto como esta vez. Bcore es una familia y eso se nota.

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