Hay que admitir que la productividad de los ucracnianos Drudkh se ha visto algo mermada en los últimos 5 años, entre los cuales tan sólo han entregado 3 discos contando este último, pero para una banda que empezó hace tan sólo algo más de una década, su currículum, en cuanto a discos de estudio se refiere, no tiene nada que envidiarle a bandas mucho más longevas. Estamos ante el décimo disco largo de la misteriosa banda llamada Drudkh que lleva por título A Furrow Cut Short.
Un disco que, sin que sirva de precedente, cambia considerable y conscientemente el rumbo interpretativo de sus composiciones. Las canciones siguen siendo de una duración muy extensa, rozando los 10 minutos prácticamente todas, pero para la ocasión han querido darle un enfoque mucho más directo y clásico acompañado por una producción nítida y pulida desplazando también su lado más folklórico y característico.
Cuidado, con ello no quiero decir ni por un momento que los Drudkh hayan perdido un ápice su personalidad, su inspiración lírica sigue intacta, su arte de portada es de nuevo una maravilla y su carácter individualista y reservado sigue guiando sus pulsiones más oscuras, pero es indudable que la música se ha visto empujada hacia patrones más familiares dentro del estilo. No seré yo quien se lamente de ello, los Drudkh han demostrado siempre tener una habilidad portentosa para abrazar todos los tempos y las ramificaciones del estilo, esta vez les ha tocado encarnarse en la faceta más tradicional del estilo y, de nuevo, han sido capaces de facturar una magistral obra de proporciones épicas. Sin duda, estamos ante uno de los mejores, más solidos y más completos discos de black metal del año.
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