Muchos meses llevamos ya sin saborear un poco de rap de calidad, exactamente creo que lo último gordo fue lo de Kendrick Lamar, al cual me voy a perder este año en el Cruïlla, por cierto. Pero hoy toca, y toca hacerlo a lo grande, con uno de los combos de rap más importantes del underground americano e hijos predilectos de la ciudad de Detroit. Famosos por empezar su carrera a mediados de los 90 con J-Dilla como productor del combo de la ciudad del motor, el destino acabó truncando la carrera de uno de los dj/productores más originales, imaginativos, creativos y valiosos que ha dado el rap desde sus inicios, recordemos que J-Dilla murió en el 2006 a la prontísima edad de 32 años a causa de un paro cardíaco, cebándose de nuevo con la banda después de la también triste muerte de Baatin, uno de los mc's fundades del combo.
Pero donde se supone que solamente debería haber oscuridad, odio y rechazo, los actuales T3 y Young RJ no han tirado la toalla y siguen honrando de manera gloriosa los dorados años 90, gracias a un sonido que bebe directamente de esa década, y tomando el testigo dejado por bandas como A Tribe Called Quest o De La Soul. Un rap reflexivo, importante, sesudo, pero un rap que no se olvida de hacerlo de manera agradable, bailable, disfrutable e incluso alegre en algunos momentos.
Acompañados en espíritu y habilidades por el desaparecido J-Dilla, y también por su hermano menor Illa-J a las producciónes, a las que también podemos encontrar las colaboraciones de T3 y Young RJ, el disco se mueve exactamente por los mismos parámetros que se hubiera movido si J-Dilla hubiera aportado su magia de manera consciente, no dudo que habría sido mejor, eso por descontado, pero se mueve dentro de su legado musical y eso es lo más importanter, el respeto.
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