Haciendo diggin' en la amplias cubetas del rap del Reino Unido me he encontrado con este original e inquieto productor de hip hop que contando con unas cuantas nuevas promesas y algunos de los actuales mejores mc's del juego ha construido un sólido y soprendente disco de una calidad y una creatividad imponente a la vez que refrescante dotándole de un sello auténticamente personal y único, algo de lo que suelen adolecer la mayoría de los beatmakers actuales es la falta de originalidad y la poca capacidad para refrescar las fómulas de siempre tan manidas y reutilizadas a lo largo y ancho de la historia del rap.
Lo más fácil para hablar de este productor inglés sería hacer referencia al reverencial J-Dilla y meterlo en el saco de los creadores de ritmos que surgerieron a raíz de la desaparición del añorado productor americano, pero eso no sería juto para Mr. White ni de lejos. Por supuesto que el inglés no esconde sus influencias pero habalr de él como un simple discípulo sería menospreciar su capacidad creativa y artística. Hablar de Paul White es como hablar de un estilo y un sonido propios, una afirmación que escuchando cortes como las instrumentales Evasive Action, The Doldrums o Thirty Days se convierte en innegable.
Recogiendo sonidos de todos los confines musicales a los que es capaz de acceder su ansia de conocimiento sus mutantes beats recogen influencias que van desde el electro de los 80, pasando por los sonidos tribales ancestrales, hasta recoger riffs rockeros para pasarlos por su personal espectro espacial al que son sometidos sus deslumbrantes y refrescantes beats de minuciosa y cuidada factura. Los momentos en lo que hace aparición Guilty Simpson son para enmarcar y Dirty Slang unos de los mejores temazos del año.
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