En un momento en el que mi interés por bandas como Hatebreed o Madball está en su punto más bajo, nunca he podido decir esto de Sick Of It All, Pro-Pain siguen dando caña sin tregua desde el under menos mediático y con un Gary Meskill como patrón del barco que no desiste, ni desistirá jamás, en expresar su propia manera de entender el NYHXC. Quizás siempre a remolque de formaciones más famosas, como las nombradas al principio, pero siempre fieles a una escena y a unos principios inamobibles, y solamente por eso ya son dignos de mención.
Es cierto que su momento de gloria está más que pasado, en la década de los 90 se cuentan sus mayores logros, pero también es cierto que su calidad y su pontencia son irrefutables, aún teniendo algunas obras menores entre su discografía siempre saben como calzarte unas buenos sopapos de HXC in yo face!, y en este Straigh To The Dome parece que se han empleado al máximo en darnos unas buena paliza con cada pepino contenido aquí.
Reencontrados con su versión más cruda, salvaje, rápida y potente, e instigadores, entre otros, de esa explosiva mezcla de hardcore y metal de principios de los 90, de los pocos que por aquel entonces se atrevían a meter solos metaleros entre sus pepinazos de HXC a la NY, Meskill y los suyos reclaman un trono tardío, ya que por aquel entonces fue imposible, al que finalmente acceden por méritos propios gracias a la perseverancia y la no-evolución que han hecho de ellos unos intocables e intratables monstruos del estilo.
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