Ya se que a mi Crew se la trae más bien floja cualquier disco folky-popy (como ellos me llaman) de los que suba a las Píldoras, pero quiero que se queden simplemente con el mensaje de positivismo y esperanza que quiero lanzar con este disco, con eso me quedo más que contento y creo que quedan de sobras entendidas mis intenciones. Me estoy enrollando demasiado, lo siento. Vamos al lío.
A parte de la Crew, el disco lo quería dedicar especialmente a mis hermanas postizas, Aina, Laia y Aru, que se que lo van a flipar en colores con este Mirage Rock, ahí va eso niñas, que se que lo estábais deseando, por lo menos Laia fijo. El cuarto álbum largo de la banda de Seattle liderada por Ben Bridwell da un paso atrás en su evolución musical para volver a retomar el rumbo y no darse de bruces con la grandilocuencia, algo que ha resultado del todo positivo para este sencillo y eficaz Mirage Rock.
Después de firmar un disco en el que los arreglos y los grandes desarrollos formaban parte indispensable de él, Infinite Arms (2010), han decidido recortar sus canciones y reducir la instrumentación para personificarse en el Springsteen más relajado o en los Bee-Gees más eculcorados, siempre con el inconfundible y personal sello que le imprime el delicioso registro de Bridwell, pero con esos ecos tan lejanos y familiares siempre presentes que nos envuelven en un detallista halo de ternura y satisfacción eterna. Suave, ténue, gracias Band Of Horses, me hacía mucha falta.
Gracias guapo, ya sabes que nadie se pone más contenta que yo cuando me encuentro un disco de este palo en tus píldoras... Qué ganitas de escucharlo ya! LARGA VIDA AL FOLKY-POPY!!!!!!!
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