Formados a mediados de la década de los 90 en plena ebullición y transformación del género hardcore tal y como lo conocíamos hasta el momento y siendo ellos unos de los tantos precursores de varias de las ramificaciones en las que ha ido derivando el hardcore, noise-core, math-core, metal-core, y demás distorsiones del género, hace ya la fríolera de 6 años desde que los de Stephen Brodsky nos entregaran su testimonio final en forma de disco, el llamado Perfect Pitch Black, dónde nos dieron otra buena muestra de la indomable versatilidad que posee este imprescindible combo.
Descolgándose el pasado 2010 con una pequeña recuperación de caras-b que nos puso a todos la miel en los labios el cuarteto formado en la actualidad por Stephen Brodsky, Adam McGrath, Caleb Scofield y John-Robert Conners ha decidido, para deleite de sus seguidores que no son pocos, volver al estudido para parir este pedazo de puñetazo directo al mentón que por lo menos a mi he dajado totalmente noqueado desde el primer momento. Estoy de acuerdo en que el disco se ha de dejar cocinar a fuego lento para degustarlo en toda su magnitud, pero ese comienzo de sesión con dos pepinazos del calibre de White Silence y Serpents es capaz de poner en pié con el puño en alto a cualquiera.
Como suele pasar con los Cave In cada nueva aventura musical en la que se ven envueltos suele ser completamente diferente a la anterior y diametralmente opuesta a la siguienta conservando tan sólo una esencia inequívoca que los hace absolutamente únicos y privilegiados a la hora de componer temas tan emotivos y esperanzadores como crudos y descorazonadores con una credibilidad intachable, y por supuesto este White Silence no iba a ser menos. Otro impecable ejercicio de libertad creativa y destrucción de etiquetas como este no puede caer en el olvido y por lo tanto yo declaro desde las Píldoras Musicales que este White Silence es la reunión más honrosa y clamorosa del año y por su puesto otro de los grandes candidatos a ocupar la preciada lista de las Píldoras.
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