Después de varios intentos fallidos a lo largo de los años por sentirme cómodo con la peculiar mezcla de punk, folk irlandés y rock que practica este numeroso combo afincado en Los Angeles ha tenido que ser con éste Speed Of Darkness, su quinto disco de estudio, con el que finalmente me han acabado convenciendo. No sé exactamente la razón de este hecho pero por lo que he podido averiguar en la amplia red el disco supone un punto de inflexión en el sonido de la banda llevando sus influencias hacia terrenos más clásicos, algo en su manera de componer los temas ha cambiado que me ha hecho engancharme a ellos desde la primera escucha, y por supuesto la rabiosa inspiración que se sirve de los economicamente oscuros días que vivimos haciendo una alusión directa a la avariacia y a la codicia humana que es la que realmente nos ha puesto en el lugar que estamos.
Ya sea esa por su propia maduración musical o simplemente por qué les haya salido su disco más redondo hasta la fecha es fascinante poder escuchar banjos, mandolinas, acordeones, violines y demás elementos traídos del folk irlandés fusionarse de una manera tan natural con las guitarras y la sección rítmica consiguiendo un efecto altamente refescante a la vez que le confiere una originalidad única. Aunque supongo que uno de los mayores aciertos del disco es que de vez en cuando se olvidan completemente de su faceta folk para encarnarse en algo que poco o nada tienen que ver con lo que hasta ahora había escuchado de ellos.
Momentos estelares como ese triunfal comienzo de disco con Speed Of Darkness, esa deliciosa voz femenina que se cuela en el tema A Prayer For Me In Silence, y a la que tristemente no se le da más protagonismo, o ese emotivo diamante en bruto llamado The Cradle Of Humankind hacen de de él otro de los imperdibles del año.
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