Hoy ha sido un día de mucha mucha tensión, después de una mañana en la qué las cosas no me han salido nada bien, he caído en el error de refugiarme en el doom oscuro de los Hooded Menace para regodearme en mi pesar hasta qué, una vez llegada la tarde y sobrepuesto de mis errores y malas vibraciones con una muy buena noticia qué me ha hecho ver las cosas de otra manera, he acabado disfrutando de la vida como se merece gracias a la positividad y el buen rollo instantáneo que me provoca, me ha provocado y me provocará toda la vida el siempre presente y jamás olvidado Bob Marley, al qué le prodigo el mayor de mis amores musicales.
Hay muchos grupos con los qué crecí y me formé como el devorador musical en el qué me he convertido a día de hoy, pero hay dos artistas en concreto, dos Dioses mejor dicho, de los qué nunca me he separado, ni lo haré, y a los qué, sinceramente, nadie podrá superar en mi ranking personal de todos los tiempos, jamás en la vida. Uno es mi adorado Jim Morrison, con sus insuperables The Doors de los qué ya hablaremos en otro momento, y el otro es, por supuesto, Bob Marley.
He escogido el Uprising de 1980, no porque sea el último disco que publicó en vida, ni porque sea uno de sus discos más vendidos, ni tampoco porque sea mi disco favorito de Bob, no sabría deciros cual es en concreto el qué se llevaría la palma, sino porque fue el primer disco que escuché de él y con el que realmente empecé a interesarme por su vida, obra y milagros musicales en toda su extensión. Uprising fue mi pistoletazo de salida, yo tendría unos 9 o 10 años cuando empecé a escucharlo, y desde entonces hasta ahora, siempre ha estado a mi lado, sobretodo en los malos momentos qué es cuando más lo necesito. Gracias Bob por estar siempre ahí.
Hay muchos grupos con los qué crecí y me formé como el devorador musical en el qué me he convertido a día de hoy, pero hay dos artistas en concreto, dos Dioses mejor dicho, de los qué nunca me he separado, ni lo haré, y a los qué, sinceramente, nadie podrá superar en mi ranking personal de todos los tiempos, jamás en la vida. Uno es mi adorado Jim Morrison, con sus insuperables The Doors de los qué ya hablaremos en otro momento, y el otro es, por supuesto, Bob Marley.
He escogido el Uprising de 1980, no porque sea el último disco que publicó en vida, ni porque sea uno de sus discos más vendidos, ni tampoco porque sea mi disco favorito de Bob, no sabría deciros cual es en concreto el qué se llevaría la palma, sino porque fue el primer disco que escuché de él y con el que realmente empecé a interesarme por su vida, obra y milagros musicales en toda su extensión. Uprising fue mi pistoletazo de salida, yo tendría unos 9 o 10 años cuando empecé a escucharlo, y desde entonces hasta ahora, siempre ha estado a mi lado, sobretodo en los malos momentos qué es cuando más lo necesito. Gracias Bob por estar siempre ahí.
Grandioso. Discos como este son los que engrandecen y dan una tremenda variedad al blog; como la vida misma.
ResponderEliminarPor cierto, no sé si ya te lo han dicho antes, pero el enlace de los Napalm no tira .... :P
Saludos