El trío compuesto por Lorraine Rath (Amber Asylum, The Gault), a las cuatro cuerdas y a las vaporosas vocales, Jessica Way (World Eater), a la guitarra y complementando la parte vocal, y Justin Green (World Eater, Population Reduction, War Trash), a la batería, llamados Worm Ouroboros, vuelven a deleitarnos con su dulce y fantasmagórica visión musical después de que en el pasado 2010 se estrenaran con un lujoso y espiritual debut autotilado con el que me embrujaron sobremanera y de por vida, embrujo en el que he vuelto a caer de cuatro patas y sin remisión posible.
Volviendo a componer desde el corazón y bajo el influjo de un trance inducido por su hipnótica música, sus composiciones saben desarrolarse a través de trazas musicales que emergen de las ancestrales aguas del folk sin nacionalidad específica, norteño seguro, derritendo corazones e invocando a la naturaleza en sus cánticos celestiales decorando así sus frágiles tonadas en las que reconforta perderse apasionada y cálidamente, de forma lenta y pausada, pero tan efectiva y portentosa que hace vibrar hasta la última fibra de tu cuerpo.
Con un aire algo más oscuro y sinuoso que en su debut, etéreas líneas de guitarra colisionan en una explosión pasional con evocadoras pulsaciones del bajo y suaves patrones de batería que nos mecen y nos sumergen en el tímido e inspirador mundo de los Worm Ouroboros. El misterio y el preciosismo juegan a intercarviarse los papeles en este melanncólico lienzo musical, casi mágico, llamado Come The Thaw, hablamos a final de año.
Volviendo a componer desde el corazón y bajo el influjo de un trance inducido por su hipnótica música, sus composiciones saben desarrolarse a través de trazas musicales que emergen de las ancestrales aguas del folk sin nacionalidad específica, norteño seguro, derritendo corazones e invocando a la naturaleza en sus cánticos celestiales decorando así sus frágiles tonadas en las que reconforta perderse apasionada y cálidamente, de forma lenta y pausada, pero tan efectiva y portentosa que hace vibrar hasta la última fibra de tu cuerpo.
Con un aire algo más oscuro y sinuoso que en su debut, etéreas líneas de guitarra colisionan en una explosión pasional con evocadoras pulsaciones del bajo y suaves patrones de batería que nos mecen y nos sumergen en el tímido e inspirador mundo de los Worm Ouroboros. El misterio y el preciosismo juegan a intercarviarse los papeles en este melanncólico lienzo musical, casi mágico, llamado Come The Thaw, hablamos a final de año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario