Siento empezar un Lunes tan fuerte, en realidad no lo siento, pero sigo pensando que estamos ante uno de los años más fuertes en cuanto a metal se refiere, en contraste con el más bajo nivel que se mantiene en el resto de estilos, por eso, y por que esta noche es el concierto de los Black Breath en Barcelona, me he decidido a poner este impresionante segundo disco de los deathsters americanos, quien lo diría escuchado su casi clavado sonido Sunlight, acertadamente titulado Sentenced To Life.
Y digo acertado por que el groove machacante y demoledor por el que optan esta vez tiene una aire vitalista y casi renovador, hasta ahora nunca visto, capaz de enchufarte miles de voltios en vena para hacerte saltar del sillón y hacer gala de un desmesurado hedbanging digno de partirte las cervicales. Dotado de grandes distinciones una de las más evidentes es una producción acertadísima para el estilo imponiéndose el sonido sueco en las guitarras y acentuando sobremanera la sección rítmica para que no verse obstaculizada por el insuperable arsenal de riffs que posee la dupla Wallace y Funds.
Otra evidente victoria del disco es el despiadado registro de Neil MacAdams, apoyado en la guturalidad sin exagerar y poniéndole ese punto enervado del punk y el cross-over, sus vocales se entienden al pie de la letra gracias a una pronunciación siempre agradecida en un estilo en el que los vocalistas con buena pronunciación brillan por su ausencia. Hundidos sin complejos en el death metal más demoledor y apasionado, si algo así se puede decir de un estilo tan lineal, hay que concederles el mérito de haber hecho un disco en el que la variedad, la poca que permite el estilo, es un hecho irrefutable en este Sentenced To Life.
Explotando de la misma manera y con la misma potencia tanto en la velocidad como en los medios tiempos y exponiendo a una banda mucho más madura y compacta que en su debut Black Breath han sido capaces de demostrar una valía casi al nivel del Deathhammer de Asphyx, todavía intratable en su número uno del podio anual. Directamente al número dos de la lista con lo mejor del año y a la espera de eque esta misma noche sepan defender con la misma profesionalidad y contundencia este insuperable Sentenced To Life sobre las tablas... próximamente en Wildbunch Crew.
Y digo acertado por que el groove machacante y demoledor por el que optan esta vez tiene una aire vitalista y casi renovador, hasta ahora nunca visto, capaz de enchufarte miles de voltios en vena para hacerte saltar del sillón y hacer gala de un desmesurado hedbanging digno de partirte las cervicales. Dotado de grandes distinciones una de las más evidentes es una producción acertadísima para el estilo imponiéndose el sonido sueco en las guitarras y acentuando sobremanera la sección rítmica para que no verse obstaculizada por el insuperable arsenal de riffs que posee la dupla Wallace y Funds.
Otra evidente victoria del disco es el despiadado registro de Neil MacAdams, apoyado en la guturalidad sin exagerar y poniéndole ese punto enervado del punk y el cross-over, sus vocales se entienden al pie de la letra gracias a una pronunciación siempre agradecida en un estilo en el que los vocalistas con buena pronunciación brillan por su ausencia. Hundidos sin complejos en el death metal más demoledor y apasionado, si algo así se puede decir de un estilo tan lineal, hay que concederles el mérito de haber hecho un disco en el que la variedad, la poca que permite el estilo, es un hecho irrefutable en este Sentenced To Life.
Explotando de la misma manera y con la misma potencia tanto en la velocidad como en los medios tiempos y exponiendo a una banda mucho más madura y compacta que en su debut Black Breath han sido capaces de demostrar una valía casi al nivel del Deathhammer de Asphyx, todavía intratable en su número uno del podio anual. Directamente al número dos de la lista con lo mejor del año y a la espera de eque esta misma noche sepan defender con la misma profesionalidad y contundencia este insuperable Sentenced To Life sobre las tablas... próximamente en Wildbunch Crew.
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