Seguimos topándonos de frente y sin remedio con discos de exquisita factura realizados por féminas, y hoy toca otra vez volver al tema para disfrutar del nuevo disco de la preciosa, tanto físicamente como de voz, Joss Stone. El que la conozca de antemano ya sabe a lo que se expone, comentamos su anterior redondo por estos lares en su día, y para los neófitos que sepan que esta mujer le pega al soul, al blues y al rock como pocas.
Después de derretir a media humanidad con su debut The Soul Sessions en el 2003 con tan sólo 16 añitos, precoz es poco, ha optado por regalarnos, y regalarse, la segunda parte de aquel precioso debut basado en su totalidad en versiones soul de temazos incontestables que en sus manos, y en su voz sobretodo, se reinventan y se elevan hasta planos de belleza nunca antes imaginados.
Según parece este es el disco de la liberación de Joss y eso se nota, con una voz mucho más trabajada y presencial y una banda que la acompaña mejor imposible estamos ante un disco que, tanto si conoces las canciones originales como si no, se convierte en una experiencia tan deliciosa e imponente que lo de que sean versiones acaba en un segundo plano por narices.
Convertirse en una estrella con tan sólo 16 años y que tus tutores no sepan manejar tu carrera se había convertido en un problema para Joss que estaba ligada a un contrato in-eternum con su discográfica, cosa que finalmente se ha solucionado, previo pago de la rescisión del contrato por parte de Joss, y que ha permitido ha Joss volar libre y hacer lo que le diera la gana. Bien por ella!.