jueves, 5 de julio de 2012

OM (2012) Advaitic Songs

 

Desde que ese imprescindible combo de stoner verdoso llamado Sleep diera por finalizadas sus impagables aportaciones al género, dejaremos a un lado todo el tema de esa repentina reunión que los está llevando por varios escenarios del mundo que me cabreo mucho, dos nuevas bestias nacieron para quedarse. En el caso de Matt Pike sus archiconicidos High On Fire consiguieron, a fuerza de tesón y ganas, un puesto más que merecido y de evidente transcendencia en el estilo, tanto como para ganarse el cariño de crítica y público por igual, cargando en ocasiones con ese halo de banda referencial e imprescindible.


Pero Cisneros no, no quiso tirar por el camino fácil, no quiso volver a lo mismo, no quiso repetirse o repetir lo de su compañero, ni por un momento, y eso, ya es muy de agradecer y de admirar, ya que podría haber tirado por lo conocido y seguir más o menos dentro del estilo para conservar o repartirse los fans con Pike. Lo de Cisneros es harina de otro costal, y que harina señores, la mejor, la más blanca y la más pura, de las que puedas encontrar.

 

Advaitic Songs es el quinto álbum de estudio de Cisneros y compañía y, bajo mi punto de vista, la sublime culminación de una progresión natural y delicada que los ha llevado hasta donde están ahora, en el punto más alto de calidad y creatividad que hemos visto a la banda hasta la fecha. Esto es tan mágico y maravilloso que las palabras se quedan cortas para describirlo, aunque lo intentaré. 

 

Si eres seguidor de los OM sabrás que su música siempre se ha caracterizado por la impresiva fusión de pasajes drone de alto contenido en distorsión, con sonoridades de calado más clásico, sobretodo por su instrumentación, algo que con el tiempo ha ido desnivelándose bastante, al principio podríamos estar hablando de un 50% de cada estilo, pero, como ya he dicho anteriormente, la culminación que significa este Advaitic Songs es exactamente la anulación, casi por completo, de esos espacios distorsionados venidos del drone.  Poco a poco han ido desapareciendo cediéndole el espacio a infinidad de pasajes musicales de una belleza hipnótica incalculable, en la que los protagonistas son los violines, las tablas y el piano.


Tan sólo 5 temas, aunque el disco se alarga hasta los más de 40 minutos, en los que OM demuestra una calidad, una versatilidad y una originalidad, tan sólo al alcance de los más grandes, un status al que han llegado con honores y merecidos vítores. Un inspirador y arrebatador paseo musical en el que cada vez tienen más peso las influencias la múscia clásica de Europa del Este, y eso es algo que me llena de gozo.

1 comentario:

  1. No discuto el camino de esta banda, pero me esperaba mas de este disco, no es malo ojo, pero me esperaba un poco, igual que el de Nighstalker que lo escuche anoche, este ya por ejemplo suena a puro relleno, esta a años luz de su debut del año pasado... saludos!!

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