Aún no me lo creo, ¿ha salido por fin el nuevo disco de la Apple?, pues si, ha salido, y con una fuerza y una crudeza aún mayor que otras veces. Fiona es, y siempre será, una de mis musas musicales favortias, ese halo de misterio y realidad que la envuelve es único, eso es indiscutible. Pero su errática personalidad, difícil y demasiado perfeccionista, ha dado como resultado una carrera muy irregular, no en calidad sino en entregas, en la cual se estrenó con tan sólo 19 años y aquel lejano e imborrable Tidal.
Después de aquel exitazo instantáneo, que la colocó en el punto de mira de medio mundo, tardó nada menos que 3 años en realizar su continuación, el menos exitoso pero quizás mejor When The Pawn..., en ese momento, y con 22 años, la presión de la discográfica, e incluso la de los propios fans, empezó a hacer mella en su estado de ánimo y cretividad llegando hasta el punto de pensar en dejarlo si la inspiración no volvía a hacer acto de presencia en sus composiones.
Pero 6 años después, no con pocos contratiempos de retrasos y adelantos, volvió a reaparecer con el más que exraordinario Extraordinary Machine. Un disco coral en el que colaboraron gran cantidad de músicos y varios productores facturando el disco más grande la Apple hasta la fecha, de mayor embergadura me refiero, con un resultado más que impresionante, aunque sin llegar a las inalcanzables cotas de calidad de sus primeros discos.
7 años más tarde, justo cuando ya ni nos pensábamos que íbamos a poder disfrutar otra vez de nuevo material de esta ya crecidita niña rebelde del pop, Fiona Apple vuelve a presentarse en sociedad con su indiscutible mejor disco hasta la fecha. Además lo hace con una simpleza, una fuerza y una personalidad tan imponente y provocadora que parece que los años le han sentado de maravilla y nos la han devuleto más sabia. Con un reducido grupo de colaboradores y sin demasiado ruido aquí tenemos otro de los grandes discos del año, además de seguir en mis trece de darle todo el reconocimiento musical a las mujeres para este 2012.
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