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martes, 6 de marzo de 2018

KING GIZZARD AND THE LIZARD WIZARD (2018) Polydgondwanaland



Para una banda que tiene una regularidad para sacar discos casi tan alta como el promedio diario para ir al lavabo de un abuelete con problemas de próstata, (estamos hablando de un combo que ha facturado 13 discos en 5 años de los cuales 5 de ellos cayeron durante el pasado 2017), lo de poner a disposición de cualquiera y de  manera gratuita este Polydgondwanaland ha sido un acierto mayúsculo. Ya sabemos que lo de colgar el disco en la red para que todo el mundo pueda escucharlo de manera gratuita (ya sea través de la descarga del mismo o de la escucha indiscriminada a través de plataformas digitales como Deezer o Bandcamp) está la orden del día, pero de ahí a proporcionar todo el artwork del disco y los másters del mismo (tanto en digital como para el vinilo y el cd) para su producción en masa sin pedir nada a cambio es una jugada maestra que, al menos hasta la fecha, nadie se había atrevido a realizar.

 

Obviamente, esto ha ocasionado una vorágine de ediciones del disco en todos los confines de la tierra tan variable como incalculable. Algo que resulta enormemente beneficioso tanto para los fans, como los sellos e incluso para el propio grupo. En primera instancia son los fans los que más han celebrado la acción del combo australiano. Normalmente, los discos de los King Gizzard no se pueden conseguir por menos de 25 euros, pero para la ocasión, y teniendo en cuenta que no todo el mundo ha querido explotar el negocio poniendo el precio del disco por las nubes, hemos tenido la suerte de poder comprar en el sello francés Diggers Factory una copia de su edición de 3000 unidades (numeradas a mano) en carpeta sencilla y vinilo negro por tan sólo un mísero euro o incluso una bastante más exclusiva puesta en circulación por el sello zaragozano Analog Love de 250 copias con un artwork completamente distinto y vinilo en color por la justa cantidad de 10 euros, al menos durante el preorder, ahora ya ha subido a 15 euros en su web. Creo que son motivos más que suficientes para celebrarlo.

 

Los segundos en celebrarlo por todo lo alto han sido los sellos que han decidido sacarlo a la luz. Poner un disco en circulación del que todo van a ser beneficios y no hay que darle cuentas a nadie del precio del mismo, un tanto por ciento de las copias o incluso un tanto por ciento de las ventas, es como para celebrarlo y mucho. Si vais a la web de Discogs para echar un vistazo podréis comprobar que del Polydgondwanaland han salido nada menos que 132 ediciones distintas, ya sea en cd, vinilo o cassette. Y, obviamente, los terceros en alegrarse sobremanera han sido los propios componentes de la banda que han visto como su disco se ha editado de cientos de maneras diferentes, en tantos lugares distintos y a precios tan variables consiguiendo elevar su popularidad y su estatus de banda enrollada hasta límites insospechados.

 

Del disco poco vamos a decir. Si todavía no has tenido la oportunidad de acercarte a ellos, empezar con este Polydgondwanaland resulta bastante ideal para descubrir su engrasada mezcla de stoner, progresivo, psicodelia y rock dotada de una calidad simplemente estratosférica. Y para los que todavía no le hayan dado cera a este Polydgondwanaland por falta de tiempo (algo más que comprensible si sois de los que disfutan de su extensa discografía) decirles que, bajo mi punto de vista, estamos ante su mejor disco hasta la fecha solamente superado (o igualado al menos) por su descomunal Flying Mitocondrial Banana.

Puntuación 9 

martes, 9 de enero de 2018

LISA LOEB (2017) Songs For Movin' and Shakin'


Teniendo en cuenta que estamos hablando de un disco al que la simple escucha digital o descarga del mismo no le hace ninguna justicia, viene con un libro en el que podemos encontrar desde recetas especiales, pasando por  bailes asociados a las canciones o incluso diversas actividades que plantea la propia Lisa Loeb para amenizar la vida con nuestros retoños, destinado a niñ@s entre los 4 y los 7 años, la nueva entrega infantil (la segunda ya) de la Loeb, es una delicia como pocas os vais a encontrar. Si alguna vez disfrutásteis de ella en los 90 con discos tan imprescindibles como aquel insuperable debut titiulado Tails o aquella lujosa continuación llamada Firecracker, sus discos para adultos, no dudéis en darle un tiento a esto para volver a sentiros como niños y disfrutar de la vida desde ese concepto de inocencia pura y felicidad desbocada.

 

Compuesto por 5 temas que son clásicos infantiles de toda la vida, siendo el último Heads, Shoulders, Knees & Toes quizás el más conocido, el disco se completa con 5 temas originales firmados por la propia Loeb rozando los 20 minutos de duración total. El libro está ilustrado por Ryan O'Rourke, experto en ilustración infantil, y el formato audio-libro que conforma la edición se convierte en un lujo extremo al tenerlo en nuestras manos. Si bien es cierto que no hay nada mejor que disfrutarlo con nuestros pequeñ@os, es inevitable volver a sentirse niño y disfrutar de lo lindo incluso sin necesidad de aumentar la experiencia con niñ@s a nuestro lado.

 

Es curioso que me haya topado con este disco justo en el momento en el que una de las personas más espciales de mi vida se ha quedado embarazada y lo mismo con una de mis mejores amigas. A esa persona tan especial se lo voy a regalar seguro, además es la persona con la que más disfruté en su día de los nombrados Tails y Firecracker siendo parte de la banda sonora de nuestra vida en común, por ello me ha resultado tan curioso encontrarme hoy mismo con él, un día después del anunciamiento y siendo una de las artistas más importantes de nuestros días juntos. El ciclo se abre, el círculo nunca se cierra, todo es infinito.

Puntuación 8

miércoles, 3 de enero de 2018

A.CHAL (2017) On Gaz


Todavía recuerdo los tiempos en los que descubrir una mixtape era sinónimo de calidad justa, rapeos sobre ritmos conocidos, temas cortados, temas alargados, batiburrillo general, poca cohesión, lista interminable de colaboradores y demás carencias de la que una street-tape o mixtape solía pecar. Servía como adelanto a discos que estaban por venir o como el arma ideal para introducirse en el underground rapero funcionando como carta de presentación. Pero tengo claro que esos tiempos ya han pasado. Hoy en día, escuchar una mixtape es escuchar un producto de una calidad prácticamente a la par de un disco oficial. Y tomando como punto de partida esa nueva era de las mixtapes mega curradas, hoy nos regodeamos al máximo con la nueva referencia en ese formato que entrega el peruano afincado en Queens (desde los 4 años de edad) llamado Alejandro Chal, quien ha vuelto a saltar las alarmas hasta límites insospechados con su segundo trabajo titulado On Gaz.

 

Al parecer, y dicho por él mismo, A.Chal ha querido esforzarse mucho más en las líricas para su nuevo trabajo, dejando el trabajo de producción algo más de lado (donde ha contado con algún que otro colaborador externo) para construir un trabajo multidisciplinar que lo situa justo en el centro de la diana en la que confluyen (de la misma manera y con la misma cadencia) el trap, el r&b, el rap y toda la movida urbana más vanguardista del momento. Declaraciones que sorprenden enormemente ya que si comparamos ésta, su segunda mixtape, con la primera que nos entregó, el nivel lírico ha subido poco más que un entero, pero en cambio, si nos ponemos a escudriñar el carácter y la calidad musical de este On Gaz con respecto a la anterior Welcome To Gazi, nos encontramos con un trabajo sumamenter superior en el que la triste y oscura melancolía que trasnpira, te atrapa sin remedio desde su intro y no te suelta hasta ese descomunal cierre con el remix de Round Whippin (tema de su primer trabajo) junto a French Montana.

 

Obviamente lo de mezclar el español y en el inglés en sus letras funciona como un plus bastante gordo, pero de la misma manera que la dualidad idiomática es un punto muy a favor, la variedad estilística que posee Chal y la capacidad evocadora tanto de sus letras como de sus instrumentales es tan desarmante como atractiva. Puede que no llegue a innovar tanto como pudiera parecer en sus primeros temas, la cosa va tomando una forma cada vez más familiar a medida que avanza el disco, pero de lo que no hay alguna es de que Alejandro Chal es un tipo con un potencial, una calidad y una habilidad para la música urbana más allá de toda duda una vez escuchado este On Gaz.


Puntuación 9

lunes, 4 de diciembre de 2017

ELECTRIC WIZARD (2017) Wizard Bloody Wizard


Y aquí tenemos una de las razones de peso del porqué no puedo concretar del todo las listas con lo mejor del año un mes antes de que éste finalice. Está claro que los discos más tempraneros del año son los que hay que recuperar a finales para valorarlos como se merecen y no dejarlos apartados por olvido o por estar demasiado lejanos en el tiempo. Pero algo parecido ocurre con los más tardíos. Es imposible dejar pasar obras mayúsculas como este Wizard Bloody Wizard, de la siempre sólida aunque muy variable formación capitaneada por Jus Oborn (me ha sabido realmente mal volver a prescindir de Mark Greening a los parches), por llegar demasiado tarde al conteo final o pasar por encima de ellos por el simple hecho de ponerse una fecha límite para realizar las listas y que el Diciembre quede siempre apartado de la criba final. No lo veo justo.

 

Siendo claramente el disco más polarizado hasta la fecha de los clandestinos Eletric Wizard, una de las bandas que más peso específico ha tenido, en cuanto a creación y desarrollo se refiere, en el doom moderno de los últimos 20 años, Wizard Bloody Wizard (título en clara referencia al quinto álbum de Black Sabbath)  puede ser visto como una progresión bastante natural y lógica del combo (mi punto de vista) de la que ya se empezaban a vislumbrar los primeros brotes en la época del Legalise Sex & Murder (2012), o como la definitiva traición estilística y artística de un Jus Oborn falto de creatividad y pocas ganas (como algunos lo han acabado tildando). Indudablemente estamos ante un disco diferente, distanciado conscientemente de las expectativas y con un carácter claramente más accesible (palabra que jamás hubiera pensado utilizar para describir a esta banda) que cualquiera de las obras anteriores del combinado de piedra monolítica más pesado, sucio, degradante y devastador de toda Inglaterra. 

 

Quizás lo primero que lleme la atención, sin tan siquiera escucharlo, sea su arte de portada. Si no me falla la memoria, creo que es la primera vez que la banda utiliza una foto real y sin "tratamiento" para su portada. Lo segundo, sobretodo si lo escuchamos en una plataforma digital, es su duración global (poco más de 45 minutos) y la extensión de los temas en los que, más allá de los 11 minutos finales del disco, la media está en los 6 minutos. La tercera diferencia evidente la encontramos en la producción, muy limpia y clara por mucho fuzz que lleven las guitarras. La cuarta es el estilo, claramente domado hacia el rock de alto voltaje por muy pesado que suene. Y la quinta y última es la osada intención de crear un hit instantáneo tan memorable como Necromania, el segundo tema del disco, algo que jamás hubiera pensado de ellos. Eso sí, no os preocupéis por el estado de sus letras, aquí todo sigue igual. Nihilismo, autodestrucción, drogadicción, muerte, rituales, sexo, satanismo, perversión, decadencia, oscuridad, maldad..., vamos que lo viene siendo una fiesta de las gordas. 

 

Por todo ello, y un art-work interior con póster incluido que le quitará el hipo a más un@ por no hablar de los calores internos que sea capaz de provocar,   y por que estamos ante el disco más arriesgado, diferente, valiente, disfrutable (y breve) de la banda de Dorset, creo que puedo decir alto y claro que, salvando las distancias con el Come My Fanatics (1997) y mi predilección por el descomunal Black Masses (2010), Wizard Bloody Wizard entra en mi TOP 3 de la banda barriendo a intocables de la talla de su debut autotitulado ST (1995) o el impasible Dopethrone (2000). Disco de metal del año sin lugar a dudas. Tengo que decir que siendo un año en el que el metal no ha sido uno de los mayores protagonistas de mis horas de música, que son muchas al día, me estoy encontrando con muy gratas sorpresas a final de año.

Puntuación 10

jueves, 30 de noviembre de 2017

BERRI TXARRAK (2017) Infrasoinuak


Producido por Bill Stevenson y Jason Livermore, el noveno disco de los vascos Berri Txarrak, titulado Infrasoinuak, es el claro resultado de una carrera llena de éxitos y buen hacer. Obviamente no estamos ante el mejor disco de su historia, tarea sumamente complicada con redondeces de la talla de Libre (2003), Jaio.Musika.Hil (2005) o su anterior Denbora Da Poligrafo Bakarra (2014), pero de lo que podemos estar bien seguro es que estamos ante el disco más alegre, fresco, accesible y dulce de todos los que ha facturado el trío de Lecumberri en toda su carrea. Puede que todos esos adjetivos tiren a más de uno para atrás, pero tened por cuenta que estamos hablando de Berri Txarrak y no de cualquier grupo capaz de traicionar su espíritu por unos cochinos euros, si la intención ha sido darle más cabida a la alegría y el buen rollo en su nueva obra, es porque ellos mismos se sienten así y están en ese momento de sus vidas como para expresarlo de esa manera (por mucho que no tenga ni la más remota idea de lo que significan sus letras).

 
 

Tomando como refrencia el punk y el pop de carácter ligero (al menos dentro de lo que ellos nos tienen acostumbrados) e incluso haciendo un pequeño escarceo con el dub/reggae en el tema Spoiler (uno de mis favortios del disco), Berri Txarrak ha obviado la senda más oscura y visceral de su carácter (poco o nada ha quedado en este Infrasoinuak de su contundencia metalera) para desvelarse como una de las mayores potencias actuales en el pop enérgico y guitarrero (también hay atisbos de power-pop) firmando una de las baterías de pildorazos musicales más resolutivas y disfrutables del año. Tengo que admitir que esperaba algo más brutal y serio, pero aún con esas (que en las primeras escuchas me ha costado un poco hacerme con el contínuo caráster festivo del disco), ya puedo decir que está entre mis favoritos de la banda de la misma manera que estará posicionado entre mis favoritos del año.

Puntuación 9


jueves, 23 de noviembre de 2017

VETUSTA MORLA (2017) Mismo Sitio, Distinto Lugar


Lejos quedan esos humildes conciertos en la sala Sidecar de Barcelona y los directos en las fiestas populares de barrio, muy lejos. Firmando una de las trilogías más descomunales, crecientes y sólidas de los últimos años desde la rigurosa autogestión y llegando a unos niveles de popularidad que les ha llevado a llenar estadios durante varias noches consecutivas, hasta que llegaron ellos algo solamente alcanzable por los intocables Love Of Lesbian dentro de la escena indie nacional, Vetusta Morla nos entregan su obra más ambiciosa, diferente y experimental con su cuarto disco de estudio titulado Mismo Sitio, Distinto Lugar. Un título que mucho tiene de explicación sobre la situación actual de la banda. Siguen siendo Vetusta Morla (mismo sitio) conservando todos y cada uno de sus puntos fuertes, pero el planteamiento musical ha variado considerablemente (distinto lugar) llevándolos a un concepto musical avanzado, ampliado y expuesto de manera contundente.

 

Puede que el single de presentación titulado Te Lo Digo A Tí ofreciera unas coordenadas algo erróneas dentro de mi cabeza y mis expectativas, la verdad es que esperaba un disco mucho más crudo, contundente y distorsionado sin que por ello me haya defraudado, pero lo que es indudable es que Vetusta Morla ha sorprendido, arriesgado, jugado y ganado de manera clara e indiscutible. Encorsetados dentro de un  estilo propio explotado sobremanera en sus tres primeros discos, Vetusta Morla ha sabido liberarse de sus propias ataduras para construir una obra que abre nuevas vías de expresión de la misma manera que amplia y desdibuja sus límites demostrando que lo suyo no es la comodidad, la inercia, ni el conformismo. 

 

Mismo Sitio, Distinto Lugar apuesta por una producción plagada de arreglos preciosistas e indescifrables, potenciando una personalidad tan única como sorpresiva de manera que el espíritu de la banda no se ve traicionado en ningún momento. Una jugada arriesgada que resulta en una obra absolutamente irresistible y que expone a la banda desde una nueva perspectiva ofreciendo un total de 10 cortes en poco menos de 40 minutos. En el plano personal tengo que decir que, sin que llegue a las cotas de perfección y emoción de su debut, su nueva obra se posiciona claramente como mi segundo disco favorito del combo madrileño.

 

Y para finalizar me gustaría comentar lo delicado y precioso de la edición en vinilo que han sacado. Realizada toda en una calidad de cartón bastante atípica, tiene ese aspecto entre reciclado y pergamino que le va como anillo al dedo, el artwork de portada, el título del disco y el nombre de la banda están plasmados en el cartón con un considerable relieve que lo hace sumamente curioso y agradable al tacto. Por otra parte tenemos un libreto de 12" en el que tenemos todas las letras del disco, junto a varios diseños que lo acompañan, además de un despleglable a doble cara en el que cerrado tenemos un diseño concreto y abriendo las solapas descubrimos otro diferente. Una maravilla de edición para acompañar un disco de órdago.

Puntuación 9 

martes, 14 de noviembre de 2017

HABITAT (2017) En Algún Lugar


En la línea de bandas más actuales como Tenpel, Catorce o Aphonnic y continuando el legado de otras ya desaparecidas como Coilbox, Hedtrip o Nothink (sin necesidad de ser ninguna copia de las nombradas), los sevillanos Habitat nos regalan un contundente debut que lleva por título En Algún Lugar que hará las delicias de cualquier amante del metal alternativo más añejo. Formados como quinteto, John, Dario, Antonio, Pascual y Enrique consiguen un sonido crujiente y delicado al mismo tiempo, envuelto en una producción realmente envidiable y una solidez como banda y carta de presentación absolutamente sorprendente. Para ser un primer disco, realizado desde la humildad, con pocos medios y con una promoción prácticamente inexistente, estamos hablando de una banda con potencial y calidad de sobras como para destacar entre la vorágine de bandas que pueblan el underground.


Sin duda alguna, una de las mayores bazas del disco es el registro vocal de John y la batería de riffs de guitarra que atesora la obra en cuestión, dos de los aspectos más claros sobre los que pivota este En Algún Lugar. Obviamente uno de los grandes obstáculos a la hora de enfrentarse al disco de Habitat es la de retomar la vertiente del metal alternativo (tan en voga desde mediados de los 90 hasta bien entrada la década pasada) a estas alturas de la película. Lo que digo siempre, prejuicios fuera a la hora de escuchar música, es lo mejor para apreciarla de verdad. Un estilo que nunca ha acabado de estar muerto (aunque sí que ha quedado muy en el underground de la escena musical globalizada) y que a día de hoy gente como los nombrados Catorce o los propios Habitat son capaces de recuperar, ensalzar y rendir el merecido tributo desde el mayor de los respetos con una convicción y una calidad sumamente atractivas.

Enérgico, directo y luminoso (no será precisamente por su diseño de portada al que todavía no le he pillado el punto), En Algún Lugar ni innova, ni falta que le hace. Su dirección musical es lo suficientemente intencionada como para no tener que valorar en ningún momento la originalidad y por el contrario centrar nuestros esfuerzos simplemente en la composición, la pegada y la ejecución de un estilo del que (muchos) ya se apearon hace tiempo y por el que ellos apuestan como caballo ganador. Lo que está claro es que si el "revival" del estilo tiene que estar capitaneado por bandas como estos Habitat, ya me podéis estar poniendo el menú completo con postre, café, copa y puro que no le voy a hacer ascos de ningún tipo.

Puntuación 7

domingo, 12 de noviembre de 2017

THE UNFINISHED SYMPATHY (2017) It's A Crush!


Probablemente la banda con la más me he sentido musicalmente indentificado y emocionalmente ligado en toda mi vida. Lo digo con convicción y sabiendo que en mi evolución musical como oyente he tenido (y tengo) decenas de bandas favoritas en todos los estilos habidos y por haber, pero desde que The unfinished Sympathy debutaran en largo con aquel disco autitulado para Bcore a principios de la década pasada (su nacimiento data justo en el cambio de milenio), el amor a primera vista, el flechazo inmediato, precisamente ese CRUSH! del que habla el disco, es lo que sentí y singo sintiendo cada vez que los escucho. Desde entonces, mi relación con su música no ha ido más que en aumento hasta el día de hoy. Disfrutando, viviendo y devorando cada acorde y cada letra como si me fuera la vida en ello, lo integrados que los tengo en mi ADN desde hace casi 20 años los hace poseedores del título de mi banda favorita nacional de todos los tiempos.

 

Desaparecidos de los escenarios (y los estudios de grabación) como banda durante 5 largos, duros y tristes años, el regreso por todo lo alto lo protagonizaron en el 2015 con un histórico y épico concierto en el Apolo conmemorando el 25 aniversario del sello Bcore en el que nos pusieron a todos por las nubes con una actuación que, aunque algo breve, demostró que los Unfinished siguen teniendo el mojo-hyper-molón y la fuerza arrebatadora del directo absolutamente intacta. Convencidos de nuevo de su potencial como banda y habiendo girado por la geografía española durante los meses posteriores al citado concierto de reunión, el súpergrupo fromado por Èric (Fuentes), Víctor (García), Oriol (Casanovas) y Joan (Colomo) se meten en el estudio una vez más, junto al imprescindible Santi García, para facturar el esperadísimo sexto disco de The Unfinished Sympathy y salir de allí con un nuevo catálogo de redondeces pop marca de la casa absolutamente irresisitble.

 

It's A Crush! es breve, directo, conciso y perfecto hasta en su imperfección. Un disco de esos que no eres capaz de quemar ni poniéndolo 20 veces al día, de esos que puedes dejar en bucle infinito durante días y salir de casa todos y cada uno de esos días igual de enchufado que el primero. Un disco que es capaz de hacerte pasar por incontables cambios emocionales de manera vertiginosa en formato roller-coaster y salir de él renovado, con fuerzas y con unas ganas locas de volver a pincharlo. Temas como la dura Narcotic Fiancee, la emotiva Sentimental Shock, la inicial Goodbye/Hello, la sugerente Sensual Tension, la sorprendente Eyes Get Used To Darkness, la musculada Christen Me, la divertida The Wellfare State, la preciosa Loveshake, la oscura Night Shift, la seria A Joyful Dirge o la frágil Vapor Stairs (las he dicho todas, sí, ¿qué pasa?), se han convertido ya en imbatibles e imborrables delicias pop en forma de breves y certeros pildorazos musicales capaces de alegrar, facilitar y acompañar mi vida de la mejor manera posible, con la música que más me llega y que más me mueve por dentro... y por fuera. Obviamente el disco está producido y masterizado por los hermanos García en los Ultramarinos Costa Brava (como no podía ser de otra manera), una vez más y por siempre (por favor). 


Sé que ellos mismos no lo tendrán en cuenta, pero estamos hablando de uno de los súpergrupos más descomunales que tenemos dentro de nuestras fronteras. Para los que no sepan nada de ellos como músicos fuera de The Unifinished Sympathy, os digo que a poco que rasquéis mínimamente en los diversos proyectos en los que milita y ha militado cada uno de ellos, os podéis pegar una sesión imbatible de estilos, propuestas y direcciones musicales tan variadas, ricas, creativas y diversas que cualquier amante de la música se debería hacer polvo de placer con ella.

Puntuación 10 

jueves, 9 de noviembre de 2017

ALDOUS HARDING (2017) Party


Party es el segundo disco de la joven neocelandesa llamada Hannah Harding, conocida artísticamente como Aldous, y que significa nada menos que su debut para el famoso sello inglés 4AD. Definida por ella misma como cantautora de folk gótico, sus anclajes con el folk de los 60 y los 70 (con claras influencias de la Nico de la Velvet y la impresionante Joni Mtchell) funcionan a las mil maravillas a la hora de tomarlos como referencia, pero es innegable que el estilo y la personalidad de la Harding sobrepasan con creces dichas influencias para ofrecer algo único, intransferible y arrebatador. Simple y llanamente, estamos ante uno de los mejores y más originales discos de folk de la presente década.

 

Si bien es cierto que la producción del disco (concisa, estudiada y orgánica de manera descomunal) es una de las bazas más impactantes del disco, la mano del maestro John Parish a los mandos quién además ha colaborado de manera activa como músico en la grabación del disco ha sido más que providencial, la extrema desnudez de la Harding a la hora de interpretar sus temas es lo que realmente te enamora sin remisión una vez sucumbes a los placeres sonoros y vocales de este mágico Party. Exponiendo el folk desde un punto de vista poco convencional y dotando a cada uno de los temas de personalidad propia haciéndolos únicos y diferentes entre si, el disfrute se convierte en una experiencia tan diferente y excepcional como la de verla en directo.

 

Precisamente ayer tuve la suerte de poder verla en directo y he de decir que la experiencia me voló la cabeza en varios sentidos. Evitando de manera expeditiva lo bonito, preciosista y agradable de su puesta en escena, la interpretación de la Harding en directo es tan especial, diferente y única, que no a todos fue capaz de convencer. Con una asistencia tristemente floja al concierto, no había más de 30 personas en la nueva 2 del Apolo de Barcelona, los pocos que nos juntamos anoche salimos de allí con una sensación extraña, incómoda en algunos casos e incluso de rechazo para muy pocos. Con una interpretación vocal que superó con creces las mieles del estudio y una habilidad a la guitarra que dejó a más de uno con la boca abierta, sus cualidades artísitcas fueron más allá de lo esperado y nadie fue capaz de ponerlas en duda. Pero su lenguaje corporal, y sobretodo el facial, supuso un tour de force para los asistentes que no entendían (ni se acostumbraban) a su histriónica manera de interpretar. Su manera de colocarse la guitarra, prácticamente en la barbilla, las extrañas posiciones que adoptava sobre la silla, piernas abiertas en todo momento y prácticamente recostada y chafada sobre el asiento, y sobretodo sus esperpénticas muecas a la hora de cantar, estamos hablando de puro feísmo y deformación facial a niveles estratosféricos, hizo que la mayoría de presentes pensara que la Harding iba hasta las cejas de droga dura. 

 

Su tímida comunicación con el público, que solamente incluyó un breve -thank you- después de cada canción, todavía hacía sospechar más. Pero nada más lejos de la realidad, ya que poco después de acabar el concierto coincidimos con ella en la puerta de la sala comprobando que nada de lo sospechado era verdad y que todo se debía a una extraña protección que utiliza para superar su miedo escénico y poco más. Nos firmó el disco con una mezcla de humildad, verguenza, timidez y sorpresa realmente tierna y agradable. Pero de lo que no hay duda alguna, es que la Harding es un animal del directo como pocos te vas a encontrar, que rechaza de manera directa esa sensación de belleza descomunal tan ligada al folk, para ofrecer unas formas y unas maneras de las que, al menos yo, no puedo más que alabar y engrandecer de manera inequívoca. Para que nos entendamos en qué nivel de muecas enervantes está la Harding, aquí va mi ranking personal. En tercera posición tendríamos a nuestra querida Pavvla, en segunda a la descarada Este de Haim (quien hasta ayer estaba posicionada como la primera de manera indiscutible), y después del repertorio de caretos extremos de ayer en el bolo de la Harding, os puedo garantizar que la neocelandesa se lleva la palma con pocas opciones de que nadie la pueda desvancar.

Puntuación 10

miércoles, 1 de noviembre de 2017

JULIEN BAKER (2017) Turn On The Lights


La jovencísima Julien Baker (22 años) acaba de estrenar su debut para Matador Records con el que supone su segundo disco largo después de que nos atravesara el alma y el corazón con su anterior Sprained Ankle del 2015. Del que además pudimos disfrutar en directo en un más que memorable concierto en el Primera Sound del siguiente año en el que llegó a interpretar el disco prácticamente entero. Natural de Memphis, Julien se describe como masoquista, hipócrita (al menos en sus canciones), dada a la depresión, muy falta de amor propio, amiga de las inseguridades y las sustancias nocivas, de una fragilidad mental preocupante y de una facilidad pasmosa para el sufrimiento personal. Todo eso se ve reflejado en sus canciones de manera natural y sin tapujos, pero en este Turn Out The Lights, parace que el espacio, aunque muy reducido, para la esperanza está ahí, escondido y algo camuflado, pero está ahí.

 

La intención de la Baker era la de alejarse conscientemente de un disco que estuviera abocado a profunda depresión y la desgarradora desesperación en la que ella se ve sumida gran parte de su vida y darle es punto esperanzador y luminoso que tiene la musicalidad de sus canciones. Prueba superada, aunque hay que admitir que siendo algo más "luminoso" que su debut, seguimos teniendo a la misma Baker hiriente, atormentada y autodestructiva de la que nos enamoramos hace un par de años. Una de las diferencias más claras con su debut, obviando el sueño realizado de estrenarse en el sello de Chris Lombardi, es la inclusión en varios de los temas del disco de instrumentaciín adicional más allá de su inseparable guitarra y los escarceos amorosos con el piano.

 

Lo íntimo de su interpetación y lo amable de su ejecución resuenan de manera providencial con las colaboraciones a las cuerdas de Camille Faulkner, en nada menos que cinco de los temas, y la aportación a los vientos de Cameron Boucher, en dos de los cortes, añadiendo ese plus a los arreglos que engrandecen y empacan las canciones de la Baker sublimando conscientemente un trabajo que excede con creces lo presentado en su debut, algo que era prácticamente imposible de hacer, y solidificando una posición como cantautora joven capaz de subir hasta lo más alto del podio por méritos propios. Solamente espero que lo atormanetado de su persona no acabe por vencer a la esperanza un día de estos. Por ahora podemos seguir disfrutando de ella y su gira pasará por Barcelona el próximo 19 de Noviembre en la sala Apolo.

Puntuación 10

martes, 31 de octubre de 2017

IRON MONKEY (2017) 9-13


Como dijo Doug Dalziel en su día (bajista de la banda desde 1994 hasta 1999), -Iron Monkey es una banda creada para tocarle los cojones al mayor número de gente posible-. Vamos a ir por partes, más allá de seguir en su marcada línea nihilista y de odio extremo hacia todo lo establecido, tener en la espalda un disco tan referencial y monumental como el Our Problem de 1998 y sufrir la pérdida de un frontman tan descomunal como Johnny Morrow por el camino (1974-2002), hay que admitir que el trío actual formado por Steve Watson (ahora al bajo), Jim Rushby (a la guitarra y a las voces) y el recién llegado Scott "Brigga" Briggs (a los parches), ha conseguido resucitar al Mono de Hierro de la manera más fidedigna posible pudiendo mirar cara a cara al breve pero intenso legado de la banda que se inició hace nada menos que 20 años.

 

Obviamente estamos en un momento en el que un nuevo disco de Iron Monkey no se puede convertir en lo referencial de su predecesor. El estilo ha crecido, mutado y se ha  multiplicado exponencialmente durante las últimas dos décadas conllevando una masificación (aunque dentro del underground) de grupos capaces de competir dignamente (sin demasiadas esperanzas de ganar) con los Monos ingleses. Como claro ejemplo de lo que digo podríamos hablar de los incontables proyectos que han solidificado varios de los miembros originales de los Iron Monkey, bandas como Eyehategod, Acid Bath, Grife, Armour Of God, Dukes Of Nothing o incluso los más experimentales y fuera del estilo Cripple Black Phoenix sin que ninguna de ellas haya llegado a copar la intensidad, brutalidad y calidad de éstos.

 

Pero de lo que no hay duda ninguna es que cualquiera que disfrute del estilo y los escuche por primera vez, o que vuelva a acudir a ellos con la esperanza de reencontrarse con aquella mítica banda que nos voló la cabeza con su Our Problem hace 20 años, no se verá defraudado en ningún momento obteniendo como resultado uno de los mejores discos de sludge en la historia del estilo. Si tuviéramos que comparar sus dos trabajos anteriores con la nueva época de los Iron Monkey los dos variantes más claras serían las siguientes:
-La voz de Rushby contra la del difunto Morrow, a lo que tengo que añadir que en ocasiones incluso me gusta más la de Rushby (algo que jamás hubiera pensado).
-Y por supuesto los tempos, aquí mucho más veloces y aniquiladores cortesía de un batería absolutamente inhumano. 

Poseedor de un groove machancate devastador, una sección rítmica capaz de demoler los cimientos de un eficio de 30 plantas, unas vocales que reventarán tus tímpanos haciendo sangrar tus orejas sin compasión y un empaque global tan jodido y devastador como meterte una barra de 20 cms de diámetro de acero candente por el recto, 9-13 es lo más cerca que vas a estar del infierno más desolador e incómodo en esta noche de Halloween.

Puntuación 9

martes, 24 de octubre de 2017

XAVIER CALVET (2017) Firebird


Después de enterarnos este mismo año de su colaboración en esa reciente obra titulada The Heartbreak Campaign del proyecto en el que colabora llamado Jamie 4 President (del que también hablaremos tarde o temprano por estos lares) pasando a formar parte de la banda de manera estable, Xavier Calvet acaba de estrenar   su primer disco en solitario titulado Firebird. Un disco que bebe claramente del americana, de la misma manera que bebe del country, del folk y del pop (o incluso el power-pop en algún momento) poniendo en nuestras mentes voces tan reconocibles como la de Ryan Adams, Evan Dando, Bruce Springsteen o mis amados Jimmy Eat World.

 

Destacando sobre el tapíz las nombradas influencias, Calvet consigue facturar una obra que desborda personalidad y actitud por los cuatro costados. Con la ayuda de su guitarra acústica y la de unos cuantos compañeros (y amigos) de profesión, Vidal Soler de Copa Lotus a la guitarra electrica, lap steel y mandolina, Guille Caballero de Els Surfing Sirles y Joan Colomo a los teclados, Enric Pla de Bullit y Víctor García de The Unfinished Sympathy y Dulce Pájara de Juventud a las baterías, Marc Clos de Nueva Vulcano y The New Raemon a las percusiones y el vibráfono, y el propio Santi Garcia de No More Lies y Jeremy Enigk al bajo, además de haberse puesto a los mandos de la grabación y la producción del disco, nada podía salir mal.

 

Enfocado desde una perspectiva personal y autobiográfica, tanto las formas (sumamente delicadas),  como el contenido (de una fragilidad emocional preciosa) y la interpretación (de una sinceridad arrebatadora), Firebird maneja conceptos tan emotivos como la vida, la muerte o las relaciones humanas con una valentia abrumadora. Puede que para algunos, sobretodo después de sus aventuras junto a Bullitt y su nuevo proyecto conjunto recién estrenado, esta faceta de Calvet se presente de manera sorpresiva, pero para los que conocen sus gustos y bandas favoritas, Firebird es la extensión natural de la formación musical de Xavier Calvet plasmada en disco.

Puntuación 9