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martes, 11 de julio de 2017

CRUÏLLA 2017 - Dos Días en el Patio del Recreo. (DAY ONE - VIERNES)


El Cruïlla nace, como su buen nombre indica, como un choque de culturas musicales sin parangón en el que cada año, y gracias a sus asistentes, la oferta musical crece sobremanera tanto en cantidad como en calidad. Éste año el Cruïlla se estrenaba con un par de escenarios nuevos, a añadir a los que ya existían, desplegando un cartel en el que cabían desde Ani DiFranco (primera que vi el Viernes) hasta The Prodigy (quienes cerraron mi Festival el Sábado a las 04.00 de la madrugada). Creo que nombrar dos artistas tan dispares, alejados y opuestos entre sí, puede dar una idea cercana del tipo de cajón de sastre que es el Cruïlla, algo que no digo de manera despectiva sino todo lo contrario. Pues bien, éste año puede asistir con mi sobrino (los menores de 16 podían entrar gratis acompañados de un adulto) a la sesión del Viernes (he de admitir que disfrutar los conciertos a través de él me ha ofrecido una experiencia extra con la que no contaba), y el Sábado lo pasé junto a mi bro Xavi Sánchez, con el que viví una de las experiencias más demenciales, descomunales y brutales de toda mi vida.

ANI DIFRANCO (19.15 Enamora)
Cuando tenía 17 años, Ani DiFranco era mi musa top de los tops. La habré visto desde esa edad hasta los 25 como 6 veces lo menos y volverme a reencontrar con ella en el Cruïlla era una de las razones por las que presentarme allí tan temprano justo después de salir de trabajar. Rezando durante la hora y media que dio de recital para que se acordara en algún momentos de sus discos noventeros y sus hits de entonces, podría haber escogido cualquiera de sus temas de sus 10 primeros discos que los hubiera cantando a pleno pulmón como si no hubiera un mañana y huebiera salido de allí más contento que unas castañuelas. Pues bien, dándole de lo lindo a su última época en la que el jazz y el blues se han convertido en protagonistas indiscutibles de sus discos en detrimento de su pop-rock contestatrio y directo, y  una actuación por parte de ella y de la banda absolutamente impecable, su faceta activista (sacó un cartel de amnistia interncaional en apoyo a los refugiados para hacerse unas fotos con el público del fondo) y sus proclamas feministas (nunca gritadas lo suficientemente alto), tuvo que llegar el bis (algo bastante inaudito en un festival lo de los bises) en el que se cascó nada menos que Gravel de su Little Plastic Castle del 98. No es que me fuera más ancho que largo la verdad, pero solo con ese atisbo de los 90 mi corazón se puso a mil revoluciones por minuto, gracias Ani.
Puntuación 7


PAU VALLVÉ (20.45 Radio 3)
Lo de Pau Vallvé superó todas expectativas que tenía puestas en él gracias a un directo en el que tanto el sonido, como la banda en su totalidad y la entrega del público (siendo pocos la cosa se convirtió en algo casi familiar), el concierto de Pau fue uno de los más emotivos y deliciosos del día. Más allá de destacar las canciones de su nuevo disco, en el que Pau mira de reojo a la alegría de vivir desplazándose mínimamente de ese carácter derrotista y melancólico que lo caracteriza desde sus inicios, me gustaría hablar de ese batería llamado Víctor García capaz de dibujar un cuerpo de lo más escultural y voluptuoso a las canciones escogidas para el repertorio. Si con Dulce Pájara de Juventud es capaz de enviarte al espacio exterior con sus expansivos patrones de batería, con Pau es capaz de clavarte en el suelo y darte cera sin compasión hasta decir basta. Un mago de las baquetas que merece todo el reconocimiento y más.
Puntuación 8


KASE O (21.30 Time Out)
A quince minutos de acabar el concierto de Pau, no nos quedaba otra que salir por patas al Time Out para ver al rapero Kase O. Con un tiempo algo más reducido de lo que se alargó su concierto de presentación del Círculo en la sala Razz de Barcelona y sin más colaboradores vocales que el propio Momo, Kase O volvió a triunfar de manera indiscutible con un show en el que la métrica, el mensaje, el flow y las habilidades extraplanetarias jugaron a favor de un mc al que no hay quien le tosa en toda España. Con un Time Out lleno hasta la bandera, colocados en primera fila y un R De Rumba a los platos absolutamente estelar (otro al que es difícil arrancarle las chapas en suelo español), Kase O disparó varios de sus hits de antaño (incluso se fue 20 años atrás), junto a la mayoría de sus composiciones del Círculo en una hora y media de show que dejó el pavellón más alto que las torres Mapfre. Una vez más, Kase O en directo demostró que si él está en la casa, no hay competición posible. Una pena el no haber podido disfrutar del resto de Violadores o de Xhelazz con los que sí que se presentó en el concierto de Barcelona unos meses antes. Por lo demás, perfección milimétrica.
Puntuación 9


JAMIROQUAI (23.15 Estrella Damm)
Con el cartel de SOLDOUT colgado el Viernes en el Cruïlla, tengo claro que gran parte de culpa la tenía Kase O y su insuperable Círculo, otro de los grandes atractivos del día era sin duda alguna el regreso a los escenarios (prácticamente una década después de su último disco) de Jamiroquai para presentar su nueva obra de estudio titulada Automaton. Un disco que sobre el papel tampoco es que me dijera demasiado, pero que sobre las tablas del Cruïlla se convirtió en una retalía de hits tan bailables e incontestables como sus clásicos de antaño. Con la duda sobrevolando nuestras cabezas en las últimas semanas, Jay había estado anulando conciertos de su gira europea por problemas de salud, la presencia del sr. Kay sobre el escenario no fue todo lo espectacular que esperábamos. Obviamente, su estado de salud (al parecer había sido operado de un hernia hacía poco) no era el más ideal, pero con un montaje de escenario absolutamente impresionante, una banda que ejecutaba su acid jazz marca de la casa a la perfección y un Jay Kay de lo más comunicativo con el público y dotado en su registro, lo único que dejó algo deslucido el show fue la poca movilidad de Jay (comprensible por otra parte) y ese extraño atuendo que escogió para subir al escenario. Una chaqueta de chandal negra con rayas verdes de la marca Hugo Boss y unos pantalones de pinza pertenecientes a algún traje que dejó desparejado en su armario y unos guantes negros. Esas fueron las elecciones de Jay además de su gorrito último modelo con luces de colores y movilidad independiente que él mismo gestionaba con un mando que llevaba todo el rato en una de sus manos. Cosmic Girl, Emegency On Planet Earth o Space Cowboy sonaron tan bien o incluso mejor que en su día, sólo con eso ya valió la pena con creces, pero si además Jamiroquai consiguieron hacerme bailar durante la hora y media que duró el show, el mérito prácticamente no tiene precendentes, o al menos muy pocos.
Puntuación 8

DIE ANTWORD (02.15 Estrella Damm)
Y después de un merecido descanso, una cena sentaditos y un refrigerio a precios superlativos (una Coca-Cola de 20cl a 3,5 euros), llegaba el momento álgido de la noche con la presencia en el Cruïlla de los putos amos del ZEF (subcultura sudafricana explotada hasta la saciedad por Die Antwoord). Con una espera algo más larga de lo necesario (empezaron prácticamente 15 mintuos tarde) y un escenario en el que las tarimas, las luces de colores y las escandalosas proyecciones formaban parte activa del espectáculo, Ninja y Yolandi hicieron sucumbir de manera irremediable a un respetable ávido de sus freakadas varias, sus salidas de tono, sus provocaciones varias y sus temazos incontestables. Si tenemos que comparar éste concierto con el vivido en el Sónar unos años antes, tengo que admitir que quizás éste se hizo algo más monótono que el anterior. Ya sea por la anulación total del factor sorpresa o simplemente porqué su show fue bastante similar a lo que ya había visto de ellos, Die Antwoord dieron, una vez más, un bolo de altos vuelos. Con un sonido que barrió completamente al resto de participantes del festival del Viernes, sus graves eran algo así como un martillo percutor de dimensiones monstruosas trabajando tus oídos sin compasión, Ninja, Yolandi, God y sus comparsas (varias personas disfrazadas según la temática de la canción actuando como excéntrcios bailarines), dieron todo lo esperado de ellos e incluso más para algunos.
Puntuación 9 

sábado, 20 de junio de 2015

SÓNAR 2015 (Viernes Noche)

Un año más, y de nuevo gracias a mi hermano postizo Àlex Sánchez, he podido disfrutar un día, en este caso ha sido la noche, del Festivla Electrónico por excelencia de Europa. Con una tarde de órdago a la que no pude asistir, todavía me arranco la cara de no haber visto a Katey Tempest, Kiasmos y Squarepusher, para mi tres de los momentos estelares de este año, conseguía resarcirme esa misma noche con una traca de lo más impresionante. Una traca tan gloriosa e irrepetible que quedará para los anales de la historia del Festival.

(A$AP ROCKY SONARClub 22.45)

Sin demasiada prisa por llegar y un comienzo de Festival algo tíbio, sobre las 22.40 me personaba en el SonarClub para disfrutar, por segunda vez, del rapero de Harlem Asap Rocky. Asap y sus colegas, que no eran pocos, varios mc's de acompañamiento, el dj pertinente, un guitarra y un par de seguratas en cada lateral del backstage, montaron una fiesta en toda regla, eso es innegable.  Personalmente, conecto poco con esta nueva vertiente del hip-hop, de la cual prácticamente todos los artistas que vi esa noche tiraban de ella, pero es indudable que en directo, con todo el efectismo del escenario, confetis y humo incluídos, y la soltura y el carisma que desprende Asap sobre las tablas, amenizaron mi introducción al Festival de manera cotundente. El momento porro enorme de Asap Rocky sobre las tablas del escenario fue de lo mejor.

(HUDSON MOHAWKE 23.30 SONARLab)

Y de un recinto cerrado, una de las descomunales naves que alojan el Festival en el recinto Ferial de L'Hospitalet, pasábamos a uno de los espacios al aire libre que ocupan los sitios intermedios que existen entre  paballones, entre los que se distribuyen los múltiples escenarios del Sónar, sinceramente, mucho más agaradable y disfrutable al aire libre. Tengo que admitirlo, fue llegar y besar el Santo, sin opción a continuar buscando nuestro lugar en el Festival, Hudson Mohawke, un nombre que viene dado como claro homenaje a la película protagonizada por  Bruce Willis en 1991 llamada Hudson Hawke (El Gran Halcón), nos convencieron ipso facto desde el principio y nos enamoraron locamente hasta el final. Con un combo que nos presentaba una batería en directo, un teclado y un sintetizador en una formación de power trío electónico-orgánico de infarto, Hudson Mohawke se convirtieron al momento en mi descubrimiento más impresionante de las últimas semanas. Informándome algo sobre el tema, al parecer el cerebro de todo esto se llama Ross Birchard y es uno de los productores ingleses de rap más de moda últimamente habiendo trabajado con gente como Drake, PushaT, Lil' Wayne o Kanye West entre otros y firmado sus dos primeros discos con la descomunal Warp Records. En sus discos colabora gente como Antony, Jhene Aiko o Irfane pero sus directos son mucho más crudos, instrumentales y brutales que sus admirables aventuras de estudio. Tomando como referencia las bases del rap actual, esas que tan poco me gustan, filtradas con la parte orgánica de la batería en directo, topando directamente con la IDM y el techno más contundente, sus composiciones variaban en carácter y ejecución entre lo que encontrabámos trazas del electro-pop ochentero, del ambiental, del noise, del industrial y cantidades ingentes de melodías irresitibles y todo tipo de efectos acojonantes. Hablamos de sirenas, alarmas, bocinas y flautas en toda su grandiosidad y grandilocuencia. Un concierto que disfruté de manera tan imprevisible como intensa.

(DIE ANTWOORD SONARClub 01.00)

Y llegaba el momento más esperado, la banda que me había hecho venir hasta aquí, los surafricanos Die Antwoord, a los que después de ver en Chapie, todavía los quiero más. Lo primero que voy a decir, para que os podáis hacer una idea, es que el directo de Die Antwoord fue tan gordo y descomunal como lo vivido en su día con The Prodigy o Cypress Hill sobre las tablas, a ese nivel estamos señor@es. Con una foto en las pantallas como claro homanaje a su desaparecido colabroador Leon Botha, Dj Hi-Tek se presentaba sobre el escenario, una suerte de Hulk negro enmascarado enorme y sin camiseta que daba miedo, poniendo bien caliente al personal  a base de abusar totalmente del volumen con un sonidaco de escándalo y medio, para dar  paso a Ninja y Yo-Landi, acompañados de dos bailarinas que se pasarían todo el concierto encapuchadas, vestidos de Pokémon  y dando saltos como locos a ritmo de su pecualir y único zef-rap-rave. Cambiándose de ropa cada dos por tres, pasando por sus clásicas túnicas blancas aderezadas con todo tipo de dibujos DIY, una indumentaria propiamente americanizada con banderas incluidas y otro cambio en el que se incluia a una Yo-Landi con un sujetador traicionero que hizo que se le saliera un pecho en más de una ocasión, el set-list escogido por el dúo más de moda de suráfrica no dejó títere con cabeza. Obviando sus temas más traquilos y relajados, que también los tienen por mucho que la gente los trate de descerabrados fiesteros sin medida, optaron por sus temas más contundetes, brutales, provocadores y cañeros, dejando a un público absolutamente extasiado con sus imparables interpretaciones arrasando con todo a su paso y sin tomar ni un prisionero. Inlcuso hubo un par de momentos en los que Ninja decidió hacer stage diving sobre el público con una recepción por parte del respetable aboslutamente correcta. Momentazos estelares muchos, pero Pitbull-Terrier con máscara incluida, Dj Hi Tek Rulez, los singles Enter The Ninja, Rich Bitch, Ugly Boy o Fatty Boom Boom pasarán a los anales de la historia de mis conciertos como uno de los momentos visuales y musicales más alucinantes de mi vida. Deseando repetir con esta peña en una sala, no me quiero ni mimaginar el pollo que pueden montar.

No puedo decir más que gracias Àlex.

viernes, 6 de junio de 2014

DIE ANTWOORD (2014) Donker Mag


Algo ha ocurrido en el seno de la banda formada Yo Landi y Ninja. No es que hayan hecho un giro de 180 grados en su estilo, ni mucho menos, pero algo ha pasado, quizás ya no se fundan tanto el cerebro a sustancias nocivas, o simplemente no salgan de fiesta a raves eternas, o puede incluso que estén madurando su estilo, aunque creo que esa palabra no entra en su diccionario. Pero lo que está claro es que el dúo sudafricano ha rebajado tanto las revoluciones, como la exagerada locura de sus temas.


El agudo registro de Yo Landi sigue siendo uno de sus mayores highlights, de la misma manera que lo son los raps de Ninja con su afrikaans accent, pero las canciones tienen un poso más serio y estudiado, aunque creo que las letras no han rebajado ni un ápice de su humor negro, ácido y sumamente corrosivo. Todo es más melódico, más agradable, más accesible que de costumbre y, en cierto modo, se agradece.


Sigue habiendo temas absolutamente desfasados como el single Pit Bull Terrier o Happy Go Scky Fucky, pero en general, todo es más reposado dejando un más espacio para el lucimiento de las voces de ambos. Temas como Strunk o Moon Love la verdad que son toda una revelación para una banda como ellos y una faceta absolutamente explotable. Te los compro incluso más que antes que ya me flipaban.