La estética pija y adinerada de traje y chaqueta que suele transmitir Kanye West se aleja bastante de los cánones malotes del rap de los states y bien es cierto que lo suyo tiene mucho más que parecerse a una estrella del pop que del rap y quizás sea por eso que mi relación con él nunca ha llegado a nada, entre mi poco interés por sus discos y que siempre lo he tenido un poco multado siempre había pensado que no tendría nada que ofrecerme. Pero como se suele decir -nunca digas de esta agua no beberé- mi historia con éste Rey Midas del sonido ha dado un vuelco de 180º gracias de nuevo a mi colega Magli (os garantizo que si me lo llega a pasar él no le hago ni puto caso). Tiene gracia que una persona ajena a la escena rap como es Magli me tenga que poner en alerta sobre una de sus figuras más reconocibles mundialmente, de nuevo gracias hermano, junto con el de N.E.R.D. los dos mejores discos de música negra del año sin lugar a dudas.
Pocas veces un título tan abstracto para un disco refleja tan verazmente su contenido como lo acontecido en el último e imprescindible nuevo disco de uno de los niños mimados del rap estadounidense, Kanye West. Sus diferentes, artísticas e imaginativas portadas (hay varias versiones de las que os pongo algunas entre párrafos) también trasmiten a la perfección esa sensación arty y de high class que siempre ha tenido la música de Kanye pero tengo que admitir que no me esperaba la adicción que el disco ha provocado en mi. Tanto si es él mismo el que se dedica a predicar con sus rimas y cantatas como si tira de excelsos colaboradores de dentro y fuera de la escena (Raekwon, Dwele, RockRoss, RZA, Bon Iver, John Legend) todos y cada de los temas contenidos en esta Bonita y Oscura Fantasia Retorcida son diamantes en bruto que van puliéndose a través de las escuchas obtiniendo finalmente uno de los discos más chiclosos y enormes del año.
Todo en el disco es perfecto, pero tengo que admitir que hay dos momentos insuperables que, sin que le hagan sombra a la imbatible lista de temazos de la que puede presumir el redondo, resaltan sobre el resto por su especial tratamiento del sonido que llega a unos niveles de derretimiento inauditos. Su facilidad para mezclar los estribillos pop más chiclosos, la presencia del rap más exquisito y los sonidos electrónicos de vanguardia tienen su mayor exponente en la realmente sublime Runaway dónde Pusha T penetra hasta lo más profundo de tu ser con su delicado registro a la vez que una sensación de amplitud casi espacial inunda tu persona iluminándola como nunca antes, un temazo que llegando casi a los 10 minutos es puro alimento para el alma.
El otro momento estelar es la sofisticación personificana en un John Legend que echa los restos en la impresionante Blame Game, otro temazo que llega casi a los 8 minutos y del que todavía no me he podido recuperar del preciosista halo en el que me envuelve cada vez que la escucho. La más delicada de todas sin duda y uno de los mejores contrastes del disco con un Kanye arrebatador y un John Legend y su piano con un nivelazo tan alto que serían capaces de derretir los polos. Me reafirmo en lo dicho, muchos de los mejores discos del año me están saliendo en esta jugosa recta final y todavía me resisto a organizar mi Final-Top del año por que cada día me encuentro con una nueva joya a tener en cuenta, y por supuesto esta es una de ellas sin lugar a dudas.
yo creo que nunca antes habia escuchadomas al completo de 2 veces un disco de hip hop. este señor es uno de los grandes
ResponderEliminarArgh, que rabia me dan las versiones con los tacos censurados, puta hipocresia yankee. Aun asi discazo, y mira que me cae mal el tio este.
ResponderEliminarPd: hoy es un gran dia para la libertad en la red :D Saludos!