Hoy volvemos al país vecino para reecontrarnos con un antiguo conocido de la escena francesa, Booba, uno de los rappers más polémicos y de lengua más afilada que ha dado el país galo. Viejo conocido por que a mediados de los 90 ya empezó a despuntar, junto a su compañero de fatigas por aquel entonces Ali, en los emblemáticos Lunatic (resulta curioso que haya escogido ese mismo nombre para bautizar a su nuevo disco) con los que solamente con un disco oficial en el mercado se convirtieron automáticamente en referencia indispensable para los llamados a liderar la Nouvelle École.
Desde entoces ha llovido mucho y Booba se ha ganado a pulso el título de rey indiscutible del gangsta rap francés con sus poses y sus canciones plagadas de pistolas y siniestras historias de la calle en las que alguien suele salir mal parado. Una estética y un estilo que se ha ido acentuando con los años, nada que reprochar por cierto, y que ha llegado a refinar de tal modo que ha día de hoy no se entendería de la misma manera el gangsta rap en Francia sin este durísimo mc musculado y tatuado hasta las cejas.
Su flow chulesco y poderoso como un toro de lidia y esos muy bien escogidos beats hardcore marca de la casa vuelven a conseguir el efecto deseado, un halo de oscuridad y maldad cubre los temas en su mayoría acentuado en todo momento por algunas de las mejores rimas que ha parido es te mc de ascendencia medio senegalesa medio marroquí. Sorpresas las justas, una luminosa colaboración (de los pocos momentos bonitos del discos) con el grandioso Akon, y alguna que otra más con T-Pain y Diddy pero puedo garantizar que solamente con las skills de este grandioso rapper el disco se aguanta sobradamente, de lo mejorcito que salió el pasado año en cuanto a rap francés se refiere y posiblemente el mejor disco del galo hasta la fecha junto al fantabuloso Pantheon.
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