Japón es uno de esos países en los que siempre puedes encontrar una joya en bruto para cada estilo de música existente, pero, sobretodo, siempre se puede contar con los japoneses para el ruido, y aún más para el ruido extremo. En este caso nos ocupamos de las penurias sonoras de los Coffins, banda de metal extremo con un pie en el doom y otro en el death, que son su cuarto disco llamado The Fleshband puesto en la calle por Relapse Records han vuelto a dar la campanada, la campanada más sonora, oscura y brutal que han dado hasta la fecha.
El nuevo niño deforme de los Coffins es, sin lugar a dudas, su ejercicio más dinámico y variable en tempo y estilo desde sus inicios. Siempre han pisado los dos terrrenos, pero aquí han querido todavía remarcarlo más poniéndolo de manifiesto en cada uno de los temas de este Fleshland por separado. El doom se palpa en el ambiente en los temas más lentos de una manera tan obscena, depravada y siniestra que hasta tus huesos se resienten y el death, por su parte, se hace de lo más destructivo y machacón en la otra mitad del disco.
Estoy seguro que no hay nadie como ellos en todo japón dentro del estilo, pero también lo estoy de que su capacidad y habilidad está muy por encima de la media internacional. Su peso es ya algo muy evidente en la escena extrema mundial y este disco para Relapse espero que no haga más que esparcir aún más la destructiva plaga que acompaña siempre cada nueva entrega de los Coffins.
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