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Éste combo de nombre impronunciable nace a principios de la década en Illinois y fue en el temprano 2002 cuando firmaron su debut para Regimental Records llamado Reign of The Malicious y seguidamente en el 2004 su continuación llamada Demise. Bajo mi punto de vista sendos discos no ofrecían nada nuevo a un género que sigue pecando de sobre-saturación de bandas clonadas, lo suyo era un black metal raw al estilo de los primeros Darkthrone, una copia más y encima sin demasiada gracia, todo hay que decirlo. Pero para sorpresa de todos en el 2006 se sacaron un discazo de la manga, Instinct:Decay, que logró posicionarse como 4to mejor disco del año en la prestigiosa Decibel Magazine con su novedosa y arriesgada propuesta de black psicodélico y progresivo ganándose también el reconocimiento del público más exigente y abierto del género.
Llegó el 2008 y con todas las miradas puestas en ellos y después de deshacerse de sus nombres de batalla utilizados hasta su anterior redondo, Blake Judd y los suyos no defraudaron lo más mínimo y nos volvieron a dejar a todos con la boca abierta con un disco inspirado en el Meddle de Pink Floyd y en el que incluyeron el saxofón como instrumento protagonista demostrando así esa imperiosa necesidad que tienen de implementar la experimentación y el radicalismo sonoro dentro de su extrema visión musical en la que el black metal es la base de todo. Un disco que supuso el revulsivo perfecto para una escena demasiado encapsulada y cerrada en si misma en la que cualquier propuesta arriesgada y diferente es siempre escuchada con recelo y prejuicios por parte de los puristas pero valorada cual diamante en bruto por parte de los que le pedimos un salto cualitativo y diferenciador al estilo desde hace años.
Después del nivel mostrado en la primera parte de éste Black Meddle las espectativas sobre su nuevo disco estaban por las nubes. Nuevamente sorprendiendo al personal se han desmarcado con un disco que sigue la misma linea experimental y rompedora de su anterior obra pero que cambia radicalmente de ingredientes ofreciéndonos una fascinante y deliciosa nueva obra maestra de ésta escena black metal americana liderada por bandas como Wolves In The ThroneRoom o los reformados Twilight de los que también es parte Judd, que llevan el black mucho más allá de las fronteras marcadas por sus creadores.
El disco comienza con Cry For Help, un auténtico alarido en la noche en forma de canción en el que las baterías industriales y los ritmos monotemáticos acompañan al coro de sacerdotes satánicos que supuestamente conjuran a los demonios y bestias nocturnas necesarias para dar vida a los 9 cortes que quedan por delante. High On Hate se presenta como uno de los temas más rápidos y desatados del disco, retorcidos riffs que suenan extrañamente rotos, voces de ultratumba cargadas de ecos fantasmagóricos y unas melodías que elevan el tema al status de obra maestra, conforman un principio de disco épico a más no poder. La cosa pega un cambio radical con la infecciosa Nightfall, una suerte de black-pop-industrial de la que tengo que admitir que me ha dejado con los ojos como platos en su primera escucha pero que en manos de éstos maestros se convierte en uno de los puntos álgidos del disco gracias a sus melodías facilonas, esa rasgada voz cargada de efectos y un estribillo totalmente fuera de lo normal. Es la primera canción black-pop que he escuchado en toda mi vida y me encanta, si me lo explican ni me lo creo, vamos. No Funeral sigue esa linea más audible y fácil de escuchar abierta por el corte anterior apoyándose mucho más en las melodías de los teclados y volviendo a las voces más desgarradoras del disco. La quinta Then Fires sigue en los mismos parámetros que las dos anteriores pero volviendo otra vez a las voces más emocionales y dramáticas y tirando de dulces melodías de guitarras que son el escape perfecto a ese sentimiento de crudeza y malestar que va viciando el ambiente progresivamente. Addcits se convierte en otro de esos momentos destacables del disco con esos aires poperos en el estribillo y esos típicos ritmos facilones que entran a la primera, más black-pop?, je je je.
No voy a seguir por qué sino ésto no va a haber quién lo lea, ja ja ja, pero me gustaría destacar sobretodo el impresionante y difícil trabajo de producción que hay detrás esta obra magna del metal extremo. Su peculiar regusto industrial contrasta de manera bárbara y empasta sorprendentemente a la perfección con ese calado semi-acústico y vacío del que adolece la obra en toda su extensión y que se convierte en el punto quizás más importante del disco, sino te gusta su sonido es muy difícil que te hagas con él y si te gusta acabarás teniendo a estos americanos al mismo nivel que tu chute diario e imprescindible de cafeína, taurina o psicotrópicos, ésto es pura e insana adicción señor@s, a disfrutar los que se atrevan...
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