Y ya que últimamente estamos abordando tanto el tema del heavy metal clásico no nos podíamos dejar en el tintero uno de los mejores discos del estilo que se han parido en años. Disco obligado para cualquier colección de heavy que se precie y sin lugar a dudas uno de los discos más disfrutables, frescos y cojonudos que han salido este año, esto no es para nenazas, esto es, puro y duro heavy metal, no hay más.
Tachados de pseudo-parodia metálica y tildados de banda de pega lo mío con ellos es puro amor incondicional. Desde los tiempos en los que dieron el pelotazo con el famoso Advance And Vanquish, en parte gracias al empuje de la acertada Roadrunner a la hora de ficharlos, disco que significó un antes y un después en la honorable causa por revivir el heavy metal clásico en nuestros días, y de su imponente continuación titulada Fire Up The Blades, donde ponían especial énfasis en los riffs de aire thrasher y en las guturales de uno de sus vocalistas.
Pero todo tomó un nuevo rumbo cuando Jamie Hopper, y gran parte de la banda, dejó colgado a Cam Pipes y, gracias a la perseverancia de éste mismo, lo cosa volvió a coger color, aunque algo diferente, en el impresionante Here Waits Thy Doom, con el que Cam se dedicó única y exclusivamente a rendir pleitesía en todo su esplendor a la época dorada del heavy metal envolviendo a la banda en un sonido aún más clásico y reminiscente de aquellos gloriosos años.
Con Jamie fuera de la banda y una vez demostrado que lo de Cam no es ninguna broma, buena prueba de ello es el Here Waits Thy Doom y la consiguiente gira que pasó por nuestras fronteras convenciendo enormente al personal con un directo impecable, llegaba la hora de volver a entrar en el estudio, esta vez con nuevo y reconocido bajista formando parte de la banda, sumando a la formación al gran Byron Stroud (Strappin Young Lad), para ponerme todavía los dientes más largos, y hacer lo que mejor saben hacer, heavy metal del de toda la vida con ese punto especiado de thrash, power, epic y folk metal para uso y disfrute de sus numerosos fans y darle aún más carnaza a sus detractores.
Pues bien, prueba superada y podemos decir qué con todos los honores. Su esquema a lo Manowar que bebe directamente de los imponentes riffs de la NWOBHM y sus épicos solos de guitarra vuelve a funcionar a las mil maravillas gracias a las infalibles habilidades vocales de un Pipe en la cresta de la ola poniendo, en un exagerado primer plano, su inconfundible registro agudo ayudado de nuevo, aunque en pocas ocasiones, de las más que correctas guturales del guitarrista Justin Hagberg.
Long Live Heavy Metal está plagado de temazos que nos devolverán con toda la gloria, y de la manera más respetuosa posible, a los años de dominio de bandas como Iron Maiden, Megadeth, Metallica, Blind Guardian o Helloween, por nombrar algunas de las bandas que aparecen reflejadas en sus temas. Temas tan ineludibles como Metal Woman, Look Out, My Sword Will Not Sleep o Leather Lord, un homenage en toda regla al clásico de Judas Priest Painkiller. Solamente me queda una cosa por decir...
UP THE INCHES!!!
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