viernes, 28 de enero de 2011

CROWBAR (2011) Sever The Wicked Hand


Los amantes de los sonidos más pantanosos y pesados estamos de enhorabuena por partida doble, primero por que Sever The Wicked Hand es un discazo con unos cojones como un toro y segundo por que gracias a él los míticos Crowbar vuelven a estar en circulación exactamente 6 años después de su Lifesblood For The Downtrodden , dos razones más que suficientes para sacar nuestras espadas e intentar atravesar los siniestros lodazales de los pantanos de Loussiana dónde Crowbar son los putos amos.


Pasados los años podemos afirmar sin temor a equivocarnos que Kirk Windstein es el líder indiscutible de la banda y el único que a día de hoy se ha decidido a componer de nuevo una formación lo suficientemente sólida como para grabar un álbum y volver a salir a la carretera, algo por lo que le estaremos eternamente agradecidos y más aún si se decide a venir por tierras españolas para el disfrute de la parroquia metalera. Sus actuales aventuras tanto en Down, junto al incombustible Anselmo, como en Kingdom Of Sorrow, con el pequeño Jasta, han hecho de él un personaje todavía más visible e importante en la comunidad metalera internacional gracias a la buena proyección de ambos proyectos, pero tengo que admitir que yo seguía añorando a los grandiosos Crowbar cada vez que veía la cara Windstein en cualquier libreto o directo de esas bandas deseando que algún día volveríamos a disfrutar de ellos, pues ha llegado ese día, el día del apocalipsis final... je je je.


Sobre la formación que ha conseguido juntar para la ocasión el barbudo guitarrista tengo que decir que ha sido todo un acierto, Patrick Bruders de los satánicos Goatwhore a las cuatro cuerdas, Tommy Buckley de los míticos Soilent Green a los parches y Matthew Brunson, quién ya había colaborado con él en los Kingdom Of Sorrow, a la segunda guitarra completan la reencarnación de los Crowbar. El disco nos devuelve a la época dorada de los Crowbar, a finales de la década de los 90, cuando discazos como Broken Glass (96) o Odds Fellows Rest (98) no eran tan corrientes por aquel entonces y causaban un impacto tremendo en la audiencia con su particular mezcla de doom, metal y mala hostia sureña como nadie era capaz de hacer. Y aún así parece mentira como después de 20 años de carrera, del exitazo en el que está sumido el estilo hoy en día y la cantidad de oferta y calidad que podemos encontrar pueden llegar ellos después de 6 años y barrer a la competencia de un plumazo con este enorme Servere The Wicked Hand sin nungún problema, quién tuvo retuvo, y aquí queda más que demostrado.

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